Lady Junek Vargas León 

9 de junio de 2023

En los últimos años, la Ciudad de México (CDMX) se ha convertido en una ciudad de pausa obligada para cientos de migrantes que se dirigen al norte del país con la intención de llegar a los Estados Unidos. Los trámites para transitar por el territorio mexicano han puesto a la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) y al Instituto Nacional de Migración (INM) en el centro del proceso de logística y administración del tiempo de los migrantes: dependiendo del contexto, ambos organismos se han encargado de emitir documentos ad hoc. Recientemente, las personas migrantes que llegaban a la capital del país, procuraban una Forma Migratoria Múltiple (FMM), denominada “FMM de visitantes por razones humanitarias”, un documento que certifica que durante 45 días les migrantes pueden transitar sin ser detenidos o deportados del territorio mexicano. 

Como resultado de esta pausa forzosa de les migrantes por la CDMX, desde el 2018 inició la creación de albergues temporales para diversas poblaciones. El primero que se habilitó fue en el centro-oriente de la ciudad en el Estadio Jesús Martínez “Palillo” en la alcaldía Iztacalco. Posteriormente, en 2022, se abrió un segundo en el Deportivo Francisco I. Madero – Utopía Olini, ubicado al oriente, en la alcaldía Iztapalapa,  para atender a alrededor de 300 personas provenientes de Ucrania. 

Unos meses más tarde, el 29 de marzo del 2023, el gobierno de la CDMX mediante un trabajo en conjunto con la Secretaría de Inclusión y Bienestar Social (SIBISO) y la alcaldesa Berenice Hernández, habilitó un albergue temporal en el Bosque de Tláhuac como respuesta a la expulsión de les migrantes haitianos y venezolanos que pernoctaban en la plaza Giordano Bruno de la alcaldía Cuauhtémoc, en el centro de la ciudad, espacio que se encuentra muy cerca de la COMAR, donde las personas en movilidad solicitan refugio.

Albergue temporal en el Bosque de Tláhuac, Ciudad de México, mayo de 2023. Foto: Lady Junek Vargas León.

Es relevante mencionar que el transporte público para llegar al albergue es escaso y, desde que aconteció el trágico accidente en la estación Olivos de la línea dorada del Sistema de Transporte Colectivo Metro el 3 de mayo de 2021, los recorridos hacia la alcaldía Tláhuac suponen, por lo menos, dos horas de traslado. Incluso se dificulta llegar al albergue en auto particular. Esta situación genera mayor vulnerabilidad, mayor gasto económico y de tiempo de las personas migrantes que se encuentran realizando trámites en la Cuauhtémoc y que pernoctan en Tláhuac. El ir y venir desgasta, esto lo puede constatar cualquier residente del oriente: ahora imaginemos las dificultades para quienes desconocen atajos, los precios del pasaje y, que muchas veces, no hablan castellano. El deterioro físico de las personas es perceptible, así como el cansancio, el estrés y el fastidio de los infantes producido por el largo viaje que han realizado, aunado a vivir a la intemperie en temporada de lluvias.

Un mes después de la apertura del albergue, la situación en la parte del bosque conocida como la Mini-Marquesa era de saturación. Decenas de casas/tiendas de campaña estaban instaladas alrededor del espacio habilitado por el gobierno, incluso en diversas áreas de juegos y en torno de la zona de Los Pinos y La Granja. Pude observar a mujeres cocinando en anafres, caminando por la avenida La Turba para comprar provisiones en los minisupermercados de la zona y cargando agua en botellones. Hacían largas filas en los baños públicos del bosque para poder asearse, ya que la infraestructura para acceder a la higiene corporal era insuficiente. Además de los colores naranja, verde y azul de las casas de campaña que hicieron visible la transformación del lugar en pocos días. Por las noches también se les podía observar acampando cerca del Hospital General del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE-Tláhuac) Dra. Matilde Petra Montoya Lafragua, que se encuentra cerca de la entrada habilitada para su acceso. 

Albergue temporal en el Bosque de Tláhuac, Ciudad de México, junio de 2023. Foto: Lady Junek Vargas León.

Por falta de organización por parte de las instituciones involucradas en la atención a las personas en movilidad, el 13 de mayo de 2023 agentes del INM iniciaron un vaciamiento ipso facto para llevar en autobuses a les migrantes que se encontraban acampando en este espacio a diversas ciudades, pero no les proporcionaron información de a dónde se dirigían ni de por qué se estaba cerrando el albergue. Sólo se supo horas después que serían trasladados a otros estados de la República para continuar su trámite ante la COMAR.

Posterior a esta operación de traslado de migrantes por parte del INM,  la jefa de gobierno de la CDMX confirmó durante su conferencia de prensa del 19 de mayo de 2023 que el albergue para migrantes en Tláhuac ya había cerrado. La razón fue que había alrededor de cuatro mil personas en movilidad en un lugar que estaba planeado para 200. La Mini-Marquesa amaneció despejada y sola, rodeada de cartones, basura y carbón quemado. Se sentía una incertidumbre por no saber dónde estaban esas personas, si habían sido detenidas, deportadas o retornadas a Tapachula.

Como efecto de la acción del INM, algunos migrantes tuvieron que instalar sus casas de campaña en algunas canchas de básquetbol que se encontraban en unidades habitacionales cercanas al bosque; otros tantos regresaron a la plaza Giordano Bruno.

Cuatro días después se anunció la reapertura del albergue temporal de Tláhuac junto con uno nuevo, ubicado al sur de la ciudad en la alcaldía Xochimilco, en el bosque de San Luis Tlaxialtemanco, lo que implicaba que los migrantes que se habían retirado por cuenta propia ahora podían o debían regresar a Tláhuac. 

Quince días después, el 30 de mayo de 2023, por medio de las redes sociales de la COMAR, se anunció que a partir del 1 de junio del presente año, las solicitudes de reconocimiento de la condición de refugiades se recibirían de forma única en el albergue de Tláhuac, por lo que otra vez se comenzaron a ver las casas de campañas, a escuchar creole y a distinguir filas en la entrada del campamento 5 de limpia (que se convirtió en el lugar de registro para les migrantes). 

Entrada principal al Bosque de Tláhuac, Ciudad de México, mayo de 2023. Foto: Lady Junek Vargas León.

Lo anteriormente descrito representa una nueva manera de gestionar el tiempo y las zonas de tránsito de las personas en movilidad, en la que el objetivo de las políticas de administración de la migración parece ser aplazar, complicar, impedir el derecho a la movilidad migratoria y contener a las personas desde la frontera sur hasta las periferias de la CDMX.  Estas acciones dejan ver cómo en México se han puesto en práctica distintas políticas de contención para operar como país tapón. Por estos motivos, se ha dejado atrás la concepción de que la Ciudad de México es una Ciudad Santuario, es decir, que es un espacio donde se protege a quienes pertenecen a estos colectivos a través de leyes y programas sociales, para no interactuar con las autoridades federales de migración.

Ya no sólo se gestiona la espera y las fronteras, ahora se controla la movilidad al interior del país, administrando el tiempo en espacios geográficos inaccesibles y precarizados, en los cuales existe poca presencia del Estado. Esto pone en evidencia que hacer mover a la población con necesidad de protección internacional hacia las periferias de la ciudad no es simplemente consecuencia de un conflicto político entre Sandra Cuevas, alcaldesa de Cuauhtémoc, y la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, por los espacios públicos; sino que es la consecuencia de la concepción internacional de que la migración debe ser “segura, ordenada y regular”. Estas medidas se traducen en una espera forzada y burocrática basada en el desplazamiento de los lugares céntricos y gentrificados a las poblaciones “indeseables”. La inoperante estrategia de política de acogida y protección para las personas migrantes de una ciudad que se ostenta como solidaria, hospitalaria y de asilo se ha convertido en una lamentable organización, pues se han implementado acciones sin tino, que sólo reproducen prácticas de control y administración del tiempo de espera y tránsito de la movilidad migratoria.