Este artículo sugiere un análisis de un evento coyuntural para la comunidad organizada de Amilcingo: el asesinato de Samir Flores Soberanes hace tres años. Este acto violento se encuentra enmarcado en el contexto del conflicto producido por la imposición del Proyecto Integral Morelos (PIM), megaproyecto extractivo que fue impuesto en el territorio de la comunidad y que la conmocionó en su totalidad. En estas páginas se pretende transmitir la memoria de Samir, seguir nombrándolo: se recuerda al compañero, padre, esposo y amigo que dedicó su vida a organizarse y defender la forma de habitar de su pueblo.

En la comunidad de Amilcingo la solemnidad y la tristeza marcan los días 20 de febrero desde el 2019. Con cada palabra la gente revive el recuerdo de Samir Flores Soberanes, fundador y locutor de la Radio Comunitaria Amiltzinko, maestro solidario de la escuela primaria, integrante de la asamblea de la resistencia y del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua -Morelos, Puebla y Tlaxcala (FPDTA-MPT). Hace tres años, con solo 36 años de edad, fue asesinado en la puerta de su casa.

Todas las mañanas comenzaba su programa Amanecer ranchero, recibía mensajes para enamorados, ponía las mañanitas y recordaba los eventos comunitarios. A las tres de la tarde su voz resonaba nuevamente en el pueblo dando las noticias del día: Samir era parte del paisaje sonoro de la comunidad nahua de Amilcingo, en el estado de Morelos.

Quienes lo conocimos sabemos que Samir huía del protagonismo:Aquí no hace falta que alguien esté al frente, la gente sale a la calle cuando hay necesidad, me comentó en 2018 y ahora su figura se ha convertido en un referente de lucha, un referente de la vida y la justicia, precisamente a raíz de la misma injusticia que se lo llevó.

Manifestaciones para exigir justicia por el asesinato de Samir Flores durante el aniversario luctuoso de Emiliano Zapata. Morelos. 2019.
Fotografía por Santiago Navarro F. Extraída de Avispa.org

Amilcingo es una comunidad pequeña en el oriente del estado de Morelos: en la actualidad vive un proceso de lucha y resistencia en contra de un megaproyecto impuesto en su territorio, el cual se ubica dentro del Valle de Amilpas en el municipio de Temoac: el paisaje de planicie es adornado con la lejana imagen del volcán Popocatépetl y el Cerro del Chumil, el cual resalta como turgencia en medio del ejido, sembrado principalmente con cacahuate, amaranto y maíz.

Su población es nahua, campesina y también dulcera. Gran parte de sus habitantes se dedican a la producción de obleas, dulces de amaranto y de cacahuate, otros tantos son maestros egresados de las normales rurales de México, me atrevería a decir que hay un maestro o maestro dentro de cada familia de Amilcingo. Además, el pueblo tiene una larga historia de lucha: formó parte del Ejército de Zapata durante la Revolución Mexicana, en los años setenta formó parte de la lucha para la creación de un nuevo municipio con cargos rotativos entre los pueblos que lo integran (Temoac) y formó parte de un movimiento campesino que tuvo como resultado la creación de una Normal Rural femenil en las afueras de la comunidad. Cuentan con una organización de tal magnitud que han conseguido expulsar a los partidos políticos y las urnas para la elección de ayudante municipal, rigiéndose por usos y costumbres, además de formar parte de los pueblos unidos en el FPDTA-PMT, unión formada para defender los territorios de las amenazas generadas por el PIM.

El PIM es un megaproyecto extractivo de empresas privadas y extranjeras (principalmente están las empresas Elecnor, Enagas y Bonatti), además de estar gestionado por la CFE; consta de tres megaproyectos conectados para la creación de energía eléctrica que será de uso industrial: dos termoeléctricas, un gasoducto y un acueducto, siendo el gasoducto el proyecto que atraviesa los campos de Amilcingo, con riesgo de que explote en cualquier momento por ser un suelo proclive a los temblores y cercano al volcán Popocatépetl. Amilcingo tiene, a su vez, varios espacios organizativos que, independientes unos de otros, son parte de un conjunto que conforma la resistencia: una asamblea general en la que se eligen a las autoridades cada tres años, una radio comunitaria, una escuela primaria que durante dos años funcionó de forma autónoma y una asamblea general que se reúne diariamente en el centro del pueblo. Samir fungía un papel activo dentro de cada uno de estos, era un articulador entre los espacios de resistencia, hecho que no puede ser eludido al pensar en su asesinato. Desde el momento en que comenzó a formar parte del movimiento en contra del PIM, se vio obligado a evitar ciertos lugares y se convirtió en un sujeto asesinable. Tanto él como algunos de sus compañeros y compañeras del Frente de Pueblos fue violentado, recibió amenazas y fue perseguido.

Ha habido amenazas contra varios compañeros, agresiones incluso físicas contra unos compañeros. Y es lamentable, pero es parte de esta intención bien direccionada de parte del Estado a la comunidad, de taladrar, de meterse, de enquistarse en un trabajo que representa un avance.  

Flores Soberanes, 2018

Considero que es gracias a los sistemas biopolíticos y necropolíticos racistas que operan en México que hay cuerpos que se vuelven más vulnerables que otros. El racismo ha sido un sistema social a lo largo de la construcción de América Latina, pero sigue siendo un término oculto, al que se le tiene miedo y se evita nombrar. Existe el racismo institucional que es un modo efectivo de perpetuar las jerarquías. El racismo también se expresa a través de símbolos y se reproduce a través de los medios y las representaciones mediáticas que se construyen a través de estereotipos. Una evidencia de esto es la preferencia que se le da al derecho a la propiedad privada y la explotación de los recursos naturales por encima del derecho a la autodeterminación de los pueblos sobre sus territorios y a la auto-gobernanza. Desde que Amilcingo decidió resistir contra el PIM, ha vivido asediado por parte de grupos de choque partidistas, la policía municipal, grupos criminales, empresas privadas para la extracción de recursos e, incluso, por parte del ejército. El silencio de los altos mandos por aceptar esta situación es parte de la tecnología de poder que fundamenta desigualdades en la región. Al matar a Samir se pretendía aterrar a la población e inmovilizarla. Como era indígena, campesino y defensor del territorio, sus acciones implicaban trabas para los intereses de las empresas y el Estado, por lo cual se permitió su asesinato.

El trato que las autoridades correspondientes le han dado a la investigación es una evidencia del actuar necropolítico. El 4 de enero de 2022, poco antes de cumplirse tres años desde el asesinato, se filtró una foto del gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, junto a Irving Eduardo Solano, Raymundo Isidro Castro y Horacio Figueroa. Los dos primeros han sido señalados como cabecillas del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el último como líder del Comando Tlahuica. La foto en sí misma generó gran polémica y demostró una relación entre el gobernador y los líderes de estos grupos en Morelos. Poco después, apareció una narco manta dirigida a Cuauhtémoc Blanco y a Hugo Erik Flores (presidente del extinto Partido Encuentro Social y súper delegado para impulsar la Termoeléctrica de Huexca y el PIM en el año de 2019) en la que se expresa su relación con el crimen para “quitar del camino” a Samir. Sin embargo, durante todo este tiempo los que se han visto afectados son los integrantes del Frente de Pueblos y la comunidad de Amilcingo. Ellos y ellas han mencionado repetidas veces que buscan justicia por su compañero, que lo que desean es que su territorio deje de ser asediado y explotado, y que el PIM atenta en contra de su forma de vida. El 5 de enero sacaron un comunicado en el que hablan de la relación entre Estado y grupos armados, en sus palabras:

El crimen organizado se ha convertido en la Secretaría del Terror del Estado Mexicano que gobierna nuestros estados e impone los megaproyectos por medio de estos crímenes. Y ahora que se dicen traicionados, comienzan al parecer, a denunciar sus sucios tratos a costa de los hombres y mujeres más honorables de nuestro país.

Frente de Pueblos, 5 de enero del 2022

Así como existe la administración sobre la vida de la sociedad, es decir el biopoder (Foucault, 2009) existe también la necropolítica (Mbembe, 2011) que es la administración de la muerte sobre el cuerpo social. La necropolítica genera dispositivos de control social que se basan en la muerte, la violación a derechos humanos, el miedo o el despojo. El concepto ayuda a develar y nombrar maneras en que el Estado actúa sobre la población. El miedo comanda, el asesinato se vuelve costumbre y el despojo se justifica. Estas acciones generalmente funcionan para el desarrollo del capital.

Actualmente el estado de derecho en México ha cedido su lugar al estado de excepción, que es entendido como el momento en el que el poder político suspende el derecho y se instaura para quedarse (Agamben, 2005: 25). Estas nuevas formas que han tomado los Estados no son siempre obvias. No se trata ya de un discurso oficial, sino de relaciones de poder difusas, que parecen no tener ninguna conexión con los gobiernos, pero que administran la muerte desde sus relaciones de producción y poder, permitiendo la vida de unos e impidiendo la de otros, o entorpeciendo el acceso a la justicia. La vida cotidiana se militariza, el miedo comanda y el Estado se convierte en una máquina de guerra, utilizando aquellas que ya existen, creando nuevas o simplemente siendo omisos ante las violaciones a los derechos humanos. Este es el caso de varias organizaciones criminales en México. El Estado ha generado un sistema en el que utiliza algunos de estos grupos armados para su conveniencia. Dichos grupos están organizados y estructurados de una forma empresarial basada en jerarquías y competencia de pares, y en algunos casos operan como brazo armado para eliminar a quienes se encuentran en contra tanto del Estado como de sectores del capital. En otros casos son utilizados como imagen del enemigo con la intención de justificar acciones de muerte, desapariciones y violencias extremas dirigidas a civiles. Aunque en México siempre ha existido un sistema de administración de la muerte y una guerra silenciosa contra la población, existe un momento particular que podemos marcar como un posible inicio de una nueva militarización o forma en que opera la guerra en contra de la población. Me refiero a la guerra contra el narcotráfico que comenzó en el 2008. A través de esta guerra se gestó la imagen del narcotraficante como enemigo, se sacó al ejército a las calles y comenzó a normalizarse su presencia a través de tácticas de propagación del miedo y control social, convirtiendo en cotidianos actos de extrema violencia, demostrando que la guerra permeó a la sociedad de manera generalizada.

Esta guerra se mueve entre las sombras y aunque afecta a la población en general, la mira actual está dirigida, en parte, a los defensores y defensoras del territorio y de los derechos humanos. El número de defensoras y defensores asesinados en México es realmente alarmante, y tan sólo en la administración de Cuauhtémoc Blanco, junto a Samir han sido asesinados seis activistas en Morelos: Rubén Fajardo, Paul Vizcarra, Isaac Herrera Avilés, Rodrigo Morales, Alejandro García Zagal y en las últimas semanas Ana Luisa Garduño (quien buscaba justicia por el feminicidio de su hija, Ana Karen Huicochea Garduño). Además de estas personas en Morelos, el asesinato a periodistas en México también es inquietante: del año 2000 a la fecha han sido asesinados 149 periodistas (Artículo 19, 2022), esto sin contar las desapariciones. El asesinato de Samir se encuentra permeado, inevitablemente, por el riesgo que implica la defensa del territorio, ser periodista de una radio comunitaria y el posicionarse como opositor al PIM. No se puede disociar su imagen con la del vocero de un movimiento popular, ambiental e indígena que se oponía a un megaproyecto en que los inversionistas son tanto particulares como el Estado mismo. Samir fue asesinado dos días antes de que comenzara la consulta para que se echara a andar el PIM. La consulta fue declarada como amañada por las comunidades afectadas ya que en los “foros informativos” sólo se presentó información a favor del megaproyecto y se impidió el planteamiento de los grupos en oposición. El 19 de febrero del 2019, un día antes de ser asesinado, Samir había asistido a uno de estos foros impulsados por Hugo Erik Flores, en el cual expuso argumentos en contra del megaproyecto.

Para Amilcingo y las comunidades afectadas, aceptar el megaproyecto, la industrialización de la zona y el despojo de su territorio, permitiría la aniquilación de la forma de habitar y construir, de transformar y recordar. Al resistir, las personas que conforman la comunidad han evitado el asesinato de su forma de vida. Si la intención del asesinato de Samir fue sembrar miedo y silencio, recordarlo y nombrarlo es una respuesta directa, una forma de resistencia. Tras el asesinato, Amilcingo, el FPDTA, organizaciones, colectivos y redes de resistencia se han manifestado de diversas maneras para exigir justicia y el respeto a sus derechos. A un año de su asesinato, la comunidad de Amilcingo colocó un anti-monumento con el rostro de Samir mirando directamente hacia el Palacio Nacional en el Zócalo de la Ciudad de México. Con gesto desafiante, Samir ve diariamente el edificio en donde se gestiona el poder político en el país.

  Así como el poder es una red, la resistencia está compuesta por hilos entretejidos finamente que se oponen a la dominación, transformando la realidad de quienes la viven a través de tácticas y herramientas; la memoria es una de ellas. El acto de recordar se convierte en un acto que se erige como contrario a la dominación, un acto de rebeldía, un acto político. Nombrar aquello que se intentó silenciar no es otra cosa que un acto valiente que genera pequeñas grietas en las políticas de muerte y en contra del olvido.

Siempre ha habido disposición de muchos integrantes de la comunidad y una de las consignas es que las cosas se tienen que hacer. Esté quien esté o con quienes estén, tratando de que las cosas y de que nadie sea indispensable para seguir adelante.

Flores Soberanes, 2018

Para Amilcingo, contar su historia es darle continuidad a todos los procesos que han permitido la persistencia de su forma de vida. Con cada manifestación de rabia, en los dibujos que adornan las calles del pueblo se percibe una colectividad que grita para ser escuchada, que crea y que construye más allá de lo permitido, una comunidad que ante la inconformidad de lo que se le ofrece busca y levanta alternativas propias: crea su propia radio, su propia escuela, corre a los partidos políticos y decide por asamblea.

“Quien lucha por la vida nunca muere, ¡viva Samir!”, “¡Samir Vive, la lucha sigue!”… Estas son algunas de las consignas y frases que se gritan a la menor oportunidad en Amilcingo. A partir de su asesinato, diferentes luchas, pueblos y organizaciones han encontrado en su nombre un eco de su propia experiencia; el hostigamiento que se vive en Amilcingo no es único, es un hecho generalizado en México y América Latina, las comunidades viven un constante asedio en sus territorios y sus integrantes temen ser asesinados, desaparecidos o encarcelados injustamente. Sin embargo, han demostrado que aun cuando el riesgo es grande, la lucha por el medio ambiente y su territorio es más fuerte. Narrar, hablar su idioma, sembrar, educar, aprender, comunicar, cuestionar y decidir colectivamente. A través de estos actos las comunidades en resistencia continúan construyendo y creando proyectos alternativos a los que ofrece el sistema operante.

Manta en honor a Samir Flores Soberanes, activista mexicano asesinado en 2019. Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco.
Fotografía por ProtoplasmaKid. Tomada de Wikimedia Commons.

Referencias

Agamben, Giorgio (2005). Estado de excepción. Homo sacer, II. Buenos Aires: Adriana Hidalgo editora.

Ferri, Pablo. “La sombra del escándalo planea sobre Cuauhtémoc Blanco tras aparecer retratado con presuntos criminales”, en El País, 4 de enero del 2022.

Foucault, Michel (2009). Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. México: Siglo XXI.

FPDTA.MPT, “Comunicado”, en Facebook.

Mbembe, Achille (2011). Necropolítica seguido de Sobre el gobierno privado indirecto. España: Melusina. 

Pedroza, Estrella. “Asesinan a activista quien exigía justicia por su hija asesinada”, en Pie de página, 20 de enero del 2022.

Redacción Artículo 19, “Periodistas asesinadas/os en México, en relación con su labor informativa”, en Artículo 19, enero 2022.

Redacción Subversiones. “Amilcingo exige respeto en su elección de autoridades por usos y costumbres”, en Subversiones¸20 de mayo del 2017.

Ruiz, Emanuel. “Por usos y costumbres eligen en Amilcingo a su ayudante municipal”, en El sol de Cuernavaca, 24 de marzo del 2019.

Entrevistas citadas:

Flores Soberanes, Samir. (20 de noviembre, 2018). Samir antes de la asamblea. (C. Plá, Entrevistadora)