Instituto de Investigaciones Filológicas

Centro de Estudios Clásicos

Ciudad Universitaria

Circuito Mario de la Cueva s/n, 04510, México

Cd. Mx., 27/02/2023


A continuación hago públicas las razones por las cuales, en solidaridad con la bases precarizadas de la UNAM, me he desafiliado de la AAPAUNAM, y por las cuales en la inminente votación pondré “No” en rechazo al Convenio suscrito por la AAPAUNAM y por las autoridades de la UNAM y “No” al Contrato colectivo de trabajo (CCT) al que éste da sustento. 

Tengo el enorme privilegio de poder ejercer una disciplina que amo profundamente, los estudios clásicos, como investigador asociado “C” en el Instituto de Investigaciones Filológicas y de poder enseñarla en la Facultad de Filosofía y Letras. Espero que los argumentos que expongo a continuación sean suficientes para convencer a quienes se encuentran en una situación semejante o superior a la mía que también se solidaricen con el sector más amplio de la UNAM, el precarizado.

Han sido muchos los intentos realizados por una sucesión de direcciones de la UNAM de cerrar el acceso a la educación media-superior para las masas de trabajadores y sectores marginados, por ejemplo, al volver todavía más imposibles los exámenes de admisión, que dejan fuera a más del 91% de estudiantes externos. No obstante, gracias al pase directo y especialmente a las históricas luchas estudiantiles como la del 1999-2000, la UNAM continúa hoy, cuando menos en parte, garantizando este derecho. Este proyecto académico, popular, público, gratuito y laico es el que me interpela a mí y, me atrevo a decirlo, a la mayor parte de los trabajadores académicos de la UNAM y de otras universidades públicas del país. 

El nuevo CCT limita todavía más esta posibilidad, dañando sustancialmente la calidad académica, y afectando de manera negativa a las humanidades en particular. El año pasado, Letras Modernas, de la Facultad de Filosofía y Letras, obtuvo la mejor calificación de todas las carreras de la UNAM en QS World University Ranking obteniendo la posición 13 a nivel mundial. Otras carreras de la misma Facultad obtuvieron excelentes calificaciones. Es indiscutible que la FFyL es uno de los ámbitos de intercambio y producción de las humanidades más dinámicos de América Latina.

  Aquí, no obstante, aclaro que veo serios problemas en el nivel académico, cuando menos en el de mi carrera, que no están siendo atendidos, y que estas evaluaciones no necesariamente reflejan la realidad. Pero son una medición que reflejan un buen desempeño que sí es real, que Gaceta siempre se esmera en destacar, y que se debe a casi el 83% del magisterio de la FFyL que está contratado como profesor de asignatura, la mayor parte como Nivel A. Con el nuevo CCT, que nos brindará un aumento salarial del 4% y 2% en prestaciones económicas, un@ docente ganará $116.45 ph. En el caso de licenciatura y posgrado está permitido impartir un máximo de 18 horas, lo que equivale a $8,384.4 mensuales. A este salario hay que sumarle ingresos por antigüedad, complemento por más de 10 hrs y otros estímulos y las prestaciones económicas, pero luego hay que restarle los impuestos. Más aún, preparar las clases le tomará por lo menos la mitad de tiempo de trabajo no remunerado. Sin exceder el número de horas que indica la Ley Federal del Trabajo, un@ docente en estas condiciones tendrá ya sólo entre 13 y 21 hrs semanales para compensar este salario tan bajo con otro trabajo. Con mejores condiciones laborales, el desempeño académico sería mejor. 

El caso de FFyL es paradigmático porque, a diferencia de otras carreras como medicina o derecho, resulta mucho más difícil, si no es que imposible, ejercer muchas de las carreras que se imparten (por ejemplo, Letras Clásicas) fuera del ámbito académico y del sistema de educación superior público. Por si esto fuera poco, la mayor parte de los docentes no imparten 18 hrs. Hay carreras en donde sólo se les permite 3 horas. Añada a esta ecuación la tasa de inflación en la canasta de consumo que es del 8.54% y gastos de transporte y preste atención a los datos arrojados por el Estudio diagnóstico sobre la corresponsabilidad de los cuidados a la comunidad académica que indica que la mitad de los académicos tienen cuando menos 1 persona a su cuidado, siendo la carga mucho mayor para mujeres, sin que eso esté significando una merma en la productividad, pero sí en su salud y bienestar. A este respecto, la OIT recomienda que como mínimo se otorguen 18 semanas de licencia de maternidad remunerada, es decir, 126 días; el nuevo contrato otorga 90 por gravidez. Son urgentes lactarios con personal capacitado para que la base trabajadora pueda amamantar y dejar, cuando menos momentáneamente, a sus hijos en lugares seguros y poder trabajar mejor. 

En resumen, el nuevo CCT no implica un aumento salarial en términos reales para el 83% de la FFyL. Una situación semejante se vive en el resto de la UNAM. Por supuesto, Titulares “C” de tiempo completo que ahora ganarán $35,287, pero que en nómina llegan a ganar $136,000 en un mes o incluso más, ese 4% de aumento no es mucho, pero tampoco lo necesitan. El nuevo CCT está, de este modo, ampliando drásticamente la disparidad entre privilegiados y explotados, siendo estos últimos los que hacen la mayor parte del trabajo. De acuerdo con el INEGI, una persona tiene un salario de clase media si gana $22, 297 mensuales y tiene uno de baja si gana $11, 343 o menos. De 44 tipos de salarios que están en el Tabulador del nuevo CCT, sólo 6 están por encima del salario de clase media, mientras que 22 están por debajo del salario de clase baja. El propio INEGI reconoce que el salario no es el único criterio para incluir a una persona en esta clase, sino que también importan factores sociales. 

Finalmente, no se debe quitar de este contexto el Programa de racionalidad presupuestal 2023 que indica que no se crearán más plazas laborales, salvo en el caso de nuevos proyectos académicos o para cubrir las necesidades de proyectos prioritarios, y sólo con el VoBo. de la Secretaría General. ¿Qué puede ser más urgente que abrir las plazas necesarias, todas, de  modo tal que la base precarizada en general pase a ganar un salario digno? No se respeta el EPA, casi no se abren concursos de oposición, ni siquiera cuando quedan plazas vacantes. 

Los concursos suelen ser injustos en términos laborales y académicos. Gran parte de la decisión suele dejarse en manos de las Dictaminadoras, cuyos integrantes en muchos casos repiten sus cargos, no los dejan a tiempo y son nombrados por las autoridades de la entidad, de tal manera que en realidad funcionan como organismos para cumplir con la voluntad de los directores. No sólo eso, sino que se asume que estos integrantes por tener un mayor nivel en su contrato tienen mejores capacidades académicas e intelectuales, lo cual suele ser falso. En este sentido, la AAPAUNAM es más proclive a proteger a académic@s con faltas graves como plagio, acoso u otras, que a académic@s con menor nivel contractual, cuyos derechos laborales están en el suelo. 

¿Es posible que trabajador@s y trabajador@s académic@s hayan decidido aprobar un CCT que mantiene en la pobreza a la mayor parte de la UNAM? Claro que no. Lo que sucede es que tanto el Convenio como el CCT se firmaron a nuestras espaldas. 

Un buen número de docentes tiene miedo, que proviene de la falta de información y de una campaña de desinformación de la AAPAUNAM. En cuanto a lo primero, se incumplió con nuestro derecho a ser informados plenamente antes de tomar una decisión. Una coyuntura así ameritaría, cuando menos, asambleas informativas constantes antes de la votación. En cambio, se nos hizo firmar la entrega del Convenio y del CCT impresos como justificación de que se nos ha informado. En cuanto a lo segundo, se han difundido mentiras, como que perdemos nuestros derechos laborales si no se aprueba el CCT, o mediante la manipulación, diciendo que debemos estar agradecidos porque nuestras condiciones laborales son mejores que afuera. En realidad lo cierto es que si luchamos por más y mejores derechos laborales, invitamos indirectamente para que sea así en todas las universidades del país. 

¿Siendo una coyuntura tan importante, por qué no se invitó a construir de manera conjunta un CCT? Este temor a hacer un ejercicio democrático es mi principal razón para desafiliarme de la AAPAUNAM. Necesitamos sindicatos que estén dispuestos a pelear por más y mejores derechos laborales frente a la patronal. Sin embargo, aquellos que sí lo hacen, están siendo obstaculizados. No habrá democracia genuina en nuestra Universidad hasta que se termine la explotación contra trabajador@s académic@s y de todos los otros tipos, porque no puede haber una democracia con clasismo. Veo a la UNAM dispuesta a alzar la voz por los derechos de las mujeres, de las comunidades LGBTTTIQ+, pronunciarse contra el racismo, por el medio ambiente. Estos esfuerzos son muy positivos, aunque, en mi opinión, todavía insuficientes. No obstante, cuando se trata de un tema de clase, no hay un solo esfuerzo, y se rehuye a tener discusiones de éste tipo o, peor aún, se otorga con el silencio. 

La AAPAUNAM está actuando de manera contraria a los intereses de la base de trabajador@s académicos y de otros tipos. Lo que hay detrás de esta legitimación del CCT es la legitimación de una pirámide social institucional autoritaria, cuando lo que necesitamos es homologación salarial, horizontalidad y democracia. Debemos votar dos veces “No” en solidaridad con nuestros colegas que no tienen por qué estar pasando por esta situación y para comenzar a construir la Universidad que los pueblos y la clase trabajadora de México necesitan. 

Respetuosamente,

Claudio García Ehrenfeld

Investigador y docente

Centro de Estudios Clásicos, IIFilológicas, FFyL 

UNAM