El agua ha tenido diversas facetas en la historia humana, ha sido un factor determinante en la construcción, expansión y subsistencia de diversas civilizaciones. Este recurso es reconocido mundialmente como una fuente imprescindible en la reproducción de la vida, ha alcanzado su popularidad como una mercancía y recientemente ascendió a la agenda global para la configuración de políticas orientadas en la gestión, protección y control de la misma. El agua, como protagonista y víctima, se ha convertido en un objeto de derecho, motivo de disputas, despojos, causal de migraciones humanas por su escasez; base de diversas culturas, aunque inevitablemente se está volviendo un problema geopolítico. 

El agua ha sido capturada por los acelerados ritmos mercantiles capitalistas que la han reducido a una mercancía o servicio (ambiental o capital natural). El agua, un elemento vital capaz de generar el equilibrio de un planeta que se calienta, se está escurriendo de nuestras manos. En las siguientes líneas se dará un panorama general del agua: qué es, cómo contribuye a los sistemas de vida, cúal es su nivel de escasez y presencia en el mundo, y cuáles son los principales problemas que presenta en México.

¿Qué es el agua?

Este recurso hídrico que ha adquirido una complejidad social, económica y política tiene una composición simple. Se necesitan únicamente dos átomos de hidrógeno y un átomo de oxígeno (H2O) para echar a andar la grandeza y trascendencia que este elemento representa para la vida planetaria. El agua es un elemento multifacético con la capacidad de encontrarse en sus tres estados; sólido, líquido y gaseoso, condiciones que posibilitan la génesis de la vida orgánica e inorgánica. Tiene una capacidad calorífica alta, lo cual significa que puede absorber una cantidad importante de calor sin aumentar su temperatura. Esto indica que un cuerpo de agua tiene una capacidad de mantener un efecto estabilizante sobre la temperatura de las regiones aledañas. 

Necesitamos salvaguardar el recurso hídrico, es uno de los elementos más vulnerables a la luz de un planeta que está viviendo un calentamiento climático y una crisis hídrica. Esta nueva realidad es motivo para cuidar, ahorrar y conservar el agua, con ello estaremos fortaleciendo y ayudando el metabolismo de los ecosistemas de vida; recordemos que tanto la crisis hídrica como el calentamiento climático están sucediendo justo en este momento que tú estás leyendo estas líneas; salgamos de la negación ya no hay tiempo para negar o evadir sino para accionar.

¿Cómo contribuye el agua como soporte a los sistemas de vida?

El agua nos habita. Existen organismos capaces de vivir sin luz, algunos sin oxígeno, pero no sin agua. Tan importante es para nuestra existencia material que sólo podemos sobrevivir de 3 a 5 días sin ingerir agua dulce.  No podemos escapar de la presencia del agua si queremos estar vivos, somos agua, nuestro cuerpo está compuesto en un 60% de este elemento. La vida humana es totalmente dependiente del recurso hídrico para llevar a cabo los procesos metabólicos que permiten toda forma de vida. A escala humana el agua representa un flujo fisiológico que conduce nutrientes, hormonas, metabolitos y otras sustancias para la célula. Así como un vehículo de eliminación de desechos a los pulmones, riñones, intestino o piel, para ser eliminados. También opera como un amortiguador y regulador de los cambios térmicos, manteniendo la temperatura corporal

El agua es protagonista en los procesos bioquímicos del mundo vegetal: permite el transporte de nutrientes en el suelo, lo cual posibilita el desarrollo de los sistemas alimentarios. El líquido azul también permite el mantenimiento de las comunidades de flora y fauna y los ritmos de reproducción de un hábitat, esto a su vez posibilita la supervivencia de otras especies. El H2O es producto de muchas reacciones metabólicas en las cuales se sintetizan o degradan algunos de los principales polímeros biológicos de donde se obtiene energía como la fotosíntesis y la respiración celular

El agua es un claro ejemplo del ensamblaje entre los sistemas naturales y sociales, es un componente híbrido, representa un ciclo hidrosocial, esto significa que es un flujo físico (su capacidad de circulación) y a la vez un componente mediado social y discursivamente. Es un actante híbrido que captura y encarna procesos que son a la vez materiales, discursivos y simbólicos. 

El concepto de ciclo hidrosocial integra nuevas formas de comprender el agua, no se reduce a sus usos y volúmenes existentes, también alude a quienes tienen acceso a este recurso; a su control; las relaciones de poder que se consolidan para su gestión; y cómo determinan sus flujos en procesos de urbanización y viceversa. 

¿Cuál es el nivel de presencia y escasez de agua en el mundo?

La importancia del agua en la reproducción de la vida, su evolutiva escasez y su deterioro, así como su privatización han estimulado que este recurso se incruste como prioridad en la agenda política global y se postule como un derecho humano. Tal acontecimiento se concretó en julio de 2010 cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció el derecho humano al agua y al saneamiento.

Pese a reconocernos como un planeta azul por la predominancia del recurso hídrico, la disposición del agua es poco alentadora. Los océanos concentran el 97.5% del agua de la cual sólo el 2.5% es dulce, de esta cantidad un 68.9% está congelada en los polos, un 30.8% es agua subterránea y sólo 0.3% es superficial localizada en lagos, lagunas, ríos y humedales. Aunque el agua tiene sus procesos de precipitación que aspiran a 505.000 km3, la mayor parte cae justo en los océanos, situación que obstaculiza que pueda ser captada .

El agua a nivel global está distribuida de la siguiente forma: el continente americano posee un 47%, seguido de Asia 32%, África 9%, Europa 7%, Australia y Oceanía 6%. Lo más grave es la distribución poblacional en estos espacios. Por ejemplo, la población de América se distribuye en un 14%, Asia 57%, África 14%, Europa 10% y Australia y Oceanía en un 5%, generando un desigual acceso y uso del vital líquido. La extracción del agua en el mundo se destina para los siguientes usos: sector agropecuario 69%, sector industrial 19%, sector municipal 12%.

A escala nacional (ver mapa), el agua renovable por habitante por año se distribuye de la siguiente forma: la Península de Baja California es una de las regiones con menos disponibilidad de agua con 1,024 m³ reportados, es también una región donde se han presentados recientes conflictos hídricos por el desabasto del agua vinculado a la planta cervecera Constellation Brands. El Noroeste dispone de 2,768 m³, zona donde se han presentado algunos altercados relacionados con el agua tales como las protestas de la comunidad Yaqui y los productores agrícolas de Cajeme en contra de la operación del Acueducto Independencia que extrae agua de la cuenca del Río Yaqui para abastecer a la ciudad de Hermosillo, Sonora. También en el año 2020 se llevó a cabo el llenado de la presa los Pilares en Álamos, obra donde se omitió el derecho de consulta a los indígenas Guarijíos y no se respetaron los amparos respectivos. 

El Pacífico Norte cuenta con 5,723 m³, la región del Río Bravo dispone de 996 m³, región donde también se han presentado conflictos por el agua, tal es el caso de Chihuahua donde en el año 2020 los agricultores, las organizaciones civiles y otros actores de la sociedad en general tomaron la presa la Boquilla como protesta ante la crisis hídrica que adolece el estado, pero sobre todo contra el abastecimiento de agua que México le otorga a Estados Unidos por un acuerdo de 1944. La región de las Cuencas Centrales del Norte disponen de 1,694 m³, la región Lerma-Santiago-Pacifico cuenta con 1,390 m³, esta zona ha sido de las regiones más golpeadas debido a su condición hídrica, algunos de los acontecimientos más importantes han sido la construcción de proyectos hidroeléctricos en el estado de Nayarit (Aguamilpa, El Cajón, La Yesca), y el corredor turístico industrial de El Salto en el estado de Jalisco (otro proyecto de largo aliento en contaminación y daños a la salud ecológica y humana).

Siguiendo con el despliegue de las regiones hidrológicas de México es importante mencionar al Golfo Norte que presenta 5,236 m³ de agua disponibles. Otra de las regiones hidrológicas que presentan la mayor carencia de recursos hídricos renovables se encuentra en la región llamada Aguas del Valle de México, zona que sólo cuenta con 142 m³, uno de los espacios con mayor escasez y que ha implicado la importación de recursos hídricos a la región y frecuentes problemáticas por su desabasto. En la región del Balsas existe un 1,767 m³ de agua; el Pacífico Sur cuenta con 5,951 m³, y en esta región se efectuó una fuerte disputa ecoterritorial por la construcción de la Presa Hidroeléctrica La Parota, cerca de Acapulco, Guerrero el año 2006. En la misma región hidrológica, pero en el estado de Oaxaca, se ha desarrollado desde hace 14 años una lucha en contra de los proyectos hidroeléctricos que amenazan al Río Verde. Recién, esta lucha ha costado vidas humanas: el asesinato de cinco de los defensores de este territorio (Miranda, 2021, “Asesinan a otro defensor del Río Verde en Oaxaca; van 5 víctimas en Paso de la Reyna, que se opone a presa de CFE”El universal Oaxaca, 29/03/2021).

Por otro lado, el Golfo Centro cuenta con 8,670 m³, y la Frontera Sur tiene la cuantiosa cantidad de 18,375 m³ en esta zona se han presentado diversos problemas por las secuelas que dejó la construcción de la Presa Hidroeléctrica Chicoasén I en el cauce del Río Grijalva. Hace poco se han presentado iniciativas de continuar con el suspendido proyecto Chicoasén II. Por último, la Península de Yucatán posee 5,999 m³. 

Los usos del agua en el país son mayormente para la agricultura, representado en un 75.72%, el abastecimiento público en un 14.4%, la industria en un 4.9%, y para la energía eléctrica que representa el 4.7% excluyendo la hidroelectricidad. 

¿Cuáles son los principales problemas en torno a la escasez?

Este recurso renovable pero finito se ha colocado en la lupa de diversos países como un factor más en la producción y reproducción del sistema mercantil, lo cual ha sido un detonante para la activación de diversas luchas ecoterritoriales. El H2O ha sido objeto de desposesión en aras de su privatización y conversión a un tipo de capital; el agua y su liquidez han pasado a recibir una valorización como capital, sus usos y valor han quedado reducidas a las lógicas de mercado e intercambio. A este efecto se le denomina neoliberalización del agua. Este proceso de mercantilización tomó una nueva dimensión en el año 2020 cuando el agua entró a la bolsa de valores, condición que genera desconfianza debido a que no se entiende si su ingreso a la bolsa de valores fue por protección o simplemente como factor del juego especulativo para apostarle a su escasez a futuro. 

Privatización y consumo del agua 

El virtual derecho humano al agua se empieza a convertir en una realidad de pocos.   Aproximadamente el 7% de las concesiones en México usan el 70% del volumen de agua, condición que fue posible con la Ley de Aguas establecida en 1992 con la administración de Salinas de Gortari como parte de las negociaciones y condicionantes del capital extranjero para poder firmar el Tratado de Libre Comercio

El agua empieza a especular en los circuitos mercantiles globales, sus virtudes para el sostenimiento y reproducción de los sistemas de vida han quedado reducidas en cifras y acciones que fluyen dentro de las bolsas de valores. Dicha mutación ha quedado expresada con su integración a los circuitos globales de capital del sector privado, como el mercado del futuro de materias primas. El índice en el que cotiza es el Nasdaq Veles California Water Index, con el ticker NQH2O, el cual es un indicador de precios futuros del agua en California (basado en los precios de las principales cuencas fluviales del estado). Debido a la escasez del agua, el Nasdaq Veles Califronia Water podrá ser usado como referente en el resto del planeta dentro de los mercados del agua; al año 2020, este cotizaba en 486,53 dólares por acre-pie (equivalente a 1.233 metros cúbicos).

 Es preocupante como el agua como “derecho humano” ha quedado capturada en la dinámica interna de los flujos trasnacionales de capital circulante. El oro azul, cada vez más codiciado, poco a poco ha sido recodificado por la industria y las grandes corporaciones mediante diversos instrumentos políticos y jurídicos para seguir reproduciendo la valorización de su capital. Este proceso de neoliberalización del agua se materializa mediante la restricción, acceso y control de los bienes comunes (manantiales, ríos, lagos o humedales), a partir de la privatización de la tierra y el otorgamiento de concesiones privadas y decretos expropiatorios. 

El ejemplo mexicano de la neoliberalización del agua son los 514 684 títulos y permisos de aguas nacionales y sus bienes públicos inherentes que la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) ha repartido entre 361 600 usuarios desde el año 1993 hasta enero de 2020 según el Registro Público de Derechos de Agua (Repda). Los destinos de estas concesiones se concentran en el aprovechamiento de aguas nacionales, la ocupación de terrenos en zonas federales y las descargas de aguas residuales. De estos, 418 021 son concesiones para utilizar aguas superficiales o aguas subterráneas que benefician a 298 337 usuarios con un volumen total de 241 628 hm³/ año de agua, de la cual 182 513 hm³/año son para el uso no consuntivo y 59 115 hm³/año de uso consuntivo

Entre las concesiones de agua que no son para consumo humano se otorgaron 179 para la generación de energía eléctrica, siendo 73 concesiones para la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y 106 a empresas privadas. Estas se ubican en los estados de Chiapas, Michoacán, Oaxaca, Guerrero, Nayarit, Sinaloa, Jalisco y Veracruz. De las concesiones a usuarios privados destacan 966 empresas, 1537 personas físicas y 801 asociaciones civiles, que tienen a su disposición un volumen de agua de 13 208 millones de metros cúbicos (hm³) / año; equivalente al 22.3% de toda el agua concesionada en el país; equivalente al 1.1% de todos los usuarios quienes explotan más de una quinta parte del recurso hídrico. De los usuarios privados con mayor consumo de agua se registraron los siguientes: 

EmpresaGiro comercialConsumo de agua concesionado en hm³/ año de agua
ArcelorMittalEmpresa siderúrgica100.5 
Kimberly-ClarkFabricación de productos de limpieza27.3 
Proyectos Hidroeléctricos de PueblaGeneración de energía hidráulica369.5 
Coyote Baja ResortEmpresa inmobiliaria90% del agua del acuífero 0325
QuiroocanEmpresa hotelera30.1 
Acueducto Pánuco Al Nortetransporte de gas por gasoductos.315.4 
Agroforestal Uumbal Chiapas SAPICultiva y cosecha palma de aceite en Chiapas, Tabasco y Campeche54.4 
Grupo Industrial LalaEmpresa alimenticia enfocada principalmente en la industria de los lácteos y la carne38 
Minera Peñasquito (Goldcorp)Mina de plata, acusada de contaminar los cuerpos de agua de comunidades en el municipio de Mazapil, Zacatecas.50  
Agropecuaria La NorteñitaProductoras de manzana31.9 
Bebidas Mundiales y Bepensa (del grupo FEMSA)Bebidas azucaradas21.9 
Coca Cola (Embotelladora del Nayar,Servicios Refresqueros del Golfo y Baj o, Bebidas Refrescantes de Nogales, Propimexe Inmuebles del Golfo)Bebidas azucaradas39.4 
Berrymex (estadounidense)Exportadora de frutos rojos San Quintín, Baja California23.7 
NatureSweet  Invernaderos Exportadora de tomates  cherry12.5  
EnerallBiotecnología12.9 
Buenavista del Cobre, de Grupo MéxicoOperación minera53 
BachocoProductor avícola17.6  
Cooperativa La Cruz Azul (Cementos Cruz Azul) Industria de la construcción3.7 
HerdezProducción agroindustrial2.2 
B BVAExplotación del acuífero Atemajac.1.6

*Se consideró el volumen de 1 hm³ de agua o más. 

Elaboración propia a partir de los datos disponibles en: Gómez y Moctezuma, “Los millonarios del agua. Una aproximación al acaparamiento del agua en México”

Contaminación

Los mismos procesos industriales que demanda el sistema productivo corporativo inciden en la calidad e inocuidad del agua o su potabilidad para el consumo humano. Tales son los productos químicos sintetizados o indirectamente producidos por la actividad humana. Entre ellos, los subproductos para la desinfección del agua potable, o productos naturales creados por procesos fisicoquímicos o biológicos naturales; estos se dispersan por el ambiente y terminan en las aguas superficiales y subterráneas por las emisiones industriales o la mala gestión de residuos sólidos como la incineración y los tiraderos de basura. Otros causantes son los derrames, la aplicación de pesticidas en la agricultura, la recarga artificial del agua subterránea, la disposición en el suelo de los lodos de las plantas de tratamiento de aguas residuales y las actividades de consumo como la excreción y la disposición natural de productos químicos. También se contemplan los contaminantes emergentes como aquellos que no están regulados, pero pueden incidir incluso en alteraciones endocrinas (los pesticidas, los productos químicos industriales, los productos farmacéuticos y fitoquímicos).

Cabe resaltar que existen otros contaminantes que además de amenazar la calidad y salvaguarda del agua implican una potencial amenaza en los ecosistemas, estos se suscitan a partir del despojo y el conflicto territorial entre actores y representan un potente daño a la salud humana. Se trata de los aditivos químicos y las fugas de metano para el fracking o perforación hidráulica, los cuales representan un potencial contaminador del agua. Algunos ejemplos se sitúan en Estados Unidos, en Arkansas, Ohio, Oklahoma, Colorado, Texas, y especialmente en Oklahoma donde además de la contaminación el fracking ha generado terremotos en los territorios de los nativos americanos de la tribu Pawnee. En México también se registran ciertas zonas donde se lleva a cabo Fracking, Coahuila, Nuevo León, Puebla, Tamaulipas, Veracruz y Tabasco figuran como los principales estados donde ya existen pozos y perforaciones para el desarrollo de tal extracción.

Las devastaciones por la actividad industrial extractiva no dejan de dar muestras del irreparable daño que causan en los cuerpos de agua superficiales y subterraneos, tal fue el caso en Puebla el 1 de junio del presente año con el socavón que se formó por la compulsiva explotación del Acuífero de Puebla. Sitio en el cual  han operado empresas como Bonafont; la avícola El Calvario; Pemex Transformación Industrial; Volkswagen; embotelladoras y refresqueras como Pepsico y Big Cola; la metalúrgica Hylsa; Volkswagen de México, Industria Mexicana de Alimentos S.A. de C.V.; M.G. Impulsora Industrial; el fraccionamiento industrial Resurrección de la Ciudad de Puebla A.C.; Bebidas Purificadas ; y Bepusa planta Puebla.

La última gota

El futuro del agua está en riesgo. Además de las diversas fuentes de contaminación y las inflexiones que sus usos han tenido a partir de su mercantilización y a la luz del cambio climático el agua tendrá diversas consecuencias evolutivas. Tal es el caso en los mares donde las olas de calor oceánicas generarán variaciones de la salinidad y alteración en los niveles de oxígeno, así como en la composición química y procesos de acidificación de los océanos que generarán brotes de algas tóxicas y el deterioro de ecosistemas marinos. En cuanto al deshielo de los glaciares, se vaticina la extinción de fauna en los polos, el aumento del nivel del mar y el correspondiente riesgo para las poblaciones costeras. 

El ciclo hidrológico con el que se mantiene la vida en el planeta está transformándose para mal. Esto significa que el calentamiento global incidirá en la generación de mayor evaporación de agua en la atmósfera creando las condiciones idóneas para mayores tormentas y lluvias extremas. Por otro lado, el aumento de la temperatura del agua dulce traerá consigo cambios estacionales radicales, la contaminación del agua, la alteración de ecosistemas de agua dulce en lagos, ríos, estanques y arroyos, así como la generación de escorrentía que ocurre cuando la corriente de agua rebasa su depósito o cauce natural o artificial.

Mientras el agua fluye en la bolsa de valores, se escurre en los circuitos mercantiles, se contamina en las ciudades y campos agroindustriales y sus ciclos se ven alterados, el planeta está viviendo una de las peores crisis hídricas. No podemos dejar nuestra responsabilidad al ciclo hidrológico, a los instrumentos políticos, a las agendas de desarrollo global o a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). El agua necesita actores que la defiendan, que emprendan una batalla individual y colectiva, una defensa sin partidos, ideologías o monedas de cambio. Se requiere proliferar su resguardo y cuidado desde una política de vida y de resistencia que requiere el reconocimiento de su finitud y vulnerabilidad; entender su ciclo hidrosocial, nuestra interdependencia con ella y el papel de este recurso en el proceso de cogeneración de la vida planetaria. 

Hacer consciente el problema hídrico significa dejar a un lado los cómodos seudónimos que le atribuyen el carácter de “renovable” y que sólo tamizan la anécdota de la escasez hídrica pero no problematizan su colapso. Tales eufemismos devienen de la planificación y administración global de la naturaleza o “proyecto de la ecocracía global” que además representan una concesión al capital especulativo. Tales programas globales sólo maquinan una serie de prácticas y discursos cimentados en las ortodoxias ambientales utilitaristas, mitos fundacionales que aturden la sensibilización del agua como fuente de vida para promoverla sólo como una necesidad mercantil. Hay que desandar este camino del poder corporativo y desmontar las formas de habitar las amenazas biocidas y totalizantes encaminadas al colapso hídrico.

Hay que vislumbrar cómo sería nuestro futuro (mediato) resguardando la última gota de agua. Hay que pensar y relacionarnos con el recurso hídrico desde su condición de escasez y finitud, desde el principio precautorio para el resguardo de la misma. Se necesita vernos como seres coextensivos, reconectar nuestra mente con nuestro cuerpo hídrico cuya condición tiene la misma vulnerabilidad y finitud en determinación de este recurso. Urge potenciar nuestra co-evolución desde la actual emergencia hídrica, es imperante activar una praxis ético política que afirme la vida y cogenere escenarios más vivibles y no futuros deshidratados. Debemos hacernos cargo de nuestra interdependencia con el recurso hídrico considerando que su resguardo depende de nuestras acciones, nuestro compromiso y el reconocimiento de su finitud, tengamos un devenir agua.