Después de los acontecimientos del 2006 cuando se fundó la APPO (Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca) y la ciudad de Oaxaca duró siete meses sitiada por el enfrentamiento de la sociedad civil organizada y el gobierno del estado, una gran expectativa generó el triunfo del candidato de la coalición de partidos de oposición al PRI en las elecciones de 2010. Éste integró entre sus filas a reconocidas personalidades del movimiento social con la promesa de promover los cambios que se buscaban y deseaban para uno de los estados más empobrecidos, marginados y desiguales del país.

Pero no pasó ni el año antes de que quienes tenían sus esperanzas puestas en ese proyecto empezaran a cuestionar al gobierno de la alternancia ante el aumento de la violencia hacia las mujeres y su desinterés por atender el problema. Seguramente las primeras desilusionadas de “Gabino” fueron las mujeres.

Acorde con un diagnóstico de fin de sexenio que publicaron organizaciones feministas y defensoras de derechos humanos, durante el periodo de Cué Monteagudo en el estado de Oaxaca aumentó todo tipo de violencia hacia las mujeres —intrafamiliar, sexual, feminicida, incluyendo las desapariciones— (Informe Ciudadano ¿Dónde está la esperanza? Miradas sobre la violencia feminicida y los feminicidios en Oaxaca durante el gobierno de Gabino Cué, 2010-2016).  Para diciembre de ese mismo año el micro sitio Violencia Feminicida en Oaxaca de la organización Consorcio para el Diálogo Parlamentario tenía registrados 527 feminicidios.

En este contexto las mujeres en Oaxaca atendieron la convocatoria a la primera Marcha contra las Violencias Machistas el 24 de abril en la capital de dicho estado. Su intención: denunciar la ola de feminicidios que azotaba al continente. Además de los contingentes integrados por mujeres de organizaciones feministas y sindicatos, un nuevo actor social apareció desplegando estrategias herederas del feminismo autónomo latinoamericano de los años 90. Eran mujeres encapuchadas que denotaban juventud e integraban —por primera vez— una batucada bien ensayada, grupos que dejaron en las paredes pintas y esténciles con mensajes anti-patriarcales y entonaron nuevas consignas: “Ante la violencia machista, autodefensa feminista”, “Verga violadora a la licuadora”, “Violadores y feminicidas los tenemos en la mira”, “Somos malas, podemos ser peores y al que no le guste se jode, se jode!”.

Era la expresión del sujeto social joven, enfurecido, ruidoso, que se auto-gestiona y desde hace poco más de un lustro protagoniza las marchas en la ciudad, en el país y en el continente. Que surge ante la emergencia de una nueva conciencia en torno a los derechos de las mujeres —sobre todo el de decidir sobre nuestros cuerpos— y de las violencias, cada vez más envilecidas, que se registraron en “los años de Gabino”. Aunque en la capital oaxaqueña existen numerosas organizaciones y asociaciones civiles consolidadas que trabajan en la promoción de los derechos de las mujeres, este sujeto toma su inspiración en discursos y prácticas no institucionales para dirigirse a interlocutores no estatales. Sus influencias han tenido distintas fuentes, y una de estas en la ciudad de Oaxaca ha sido la Escuela para la Libertad de las Mujeres (ELM), un proyecto que ofrece formación feminista que inició sus actividades en abril de 2015.

Acorde con la información que se encuentra en su sitio web un grupo de mujeres —de la ciudad de México, Oaxaca y el país vasco— retomaron la idea de escuela como un espacio de transmisión de conocimientos para ofrecer una formación en oficios no tradicionales para las mujeres: plomería, electricidad, herrería, mecánica en “combinación con formación feminista, técnicas de autodefensa y otros conocimientos para su fortalecimiento y autonomía”.

Talleres de la ELM en Oaxaca.

En su posicionamiento político, la ELM se asume autónoma, lesbofeminista, desheteronormativa, despatriarcalizadora y decolonizadora; retoma las propuestas de la educación popular para desarrollar procesos de enseñanza-aprendizaje colectivos, derivados de las experiencias de sujetas concretas y situadas que abonen en un mejor entendimiento de las causas que articulan las opresiones y las maneras de enfrentarlas con el fin de transformar a la sociedad.

A partir de una convocatoria anual que se hace pública con anticipación en redes y medios locales, la ELM da a conocer las fechas para presentar solicitud y participar en la entrevista con alguna integrante de la Ekipa —como se autonombran quienes coordinan el proyecto— con el fin de ser seleccionada para formar parte de una de las dos generaciones anuales. Se da preferencia a mujeres de “18 años en adelante, jóvenes estudiantes de nivel medio y superior; activistas, integrantes de organizaciones civiles, de instituciones públicas, así como población abierta en general, y en cualquier caso, de zonas urbanas e indígenas pero radicadas en la capital oaxaqueña y municipios conurbados para facilitar su acceso y asistencia a todo el periodo docente”.

El número de solicitudes siempre es mayor al número de lugares que se tienen disponibles. Si alguna mujer no queda seleccionada en el grupo de la generación próxima a iniciar, se incluye en una lista de espera en la que se le da prioridad para  ingresar en la siguiente generación.

Quienes son aceptadas se comprometen a asistir los viernes —de 4:00pm a 8:00pm y los sábados de 10:00am a 2:00pm— de tres meses consecutivos a los cinco módulos que integran la curricula de la ELM: 1) formación feminista, que implica una revisión sobre teorías y prácticas que han desafiado el orden patriarcal y dotan de herramientas para discutir la explotación y discriminación hacia las mujeres, la dominación masculina y las diversas expresiones del machismo; 2) autoconciencia, para analizar en colectivo las formas en las que el patriarcado se ha incorporado en las maneras de sentir y reaccionar afectivamente de las mujeres y estrategias para desmontar los sentimientos que nos dañan para promover el amor propio y el auto-cuidado; 3) autodefensa, que incluye técnicas de entrenamiento físico, psicológico y actitudinal para reflexionar sobre la justicia feminista y reaccionar frente a las diversas manifestaciones de machismo y misoginia que las mujeres experimentamos; 4) reparaciones básicas del hogar que acerca a las mujeres a actividades históricamente vetadas para nosotras como las reparaciones eléctricas, de plomería y gas, mecánica básica y otros aprendizajes necesarios y útiles; 5) arte de la desobediencia que promueve el desarrollo de la creatividad, la búsqueda de la “voz” propia para hacerla escuchar y desinstalar “la carga cultural patriarcal, sexista y discriminatoria instaurada en los discursos de las diversas expresiones y disciplinas artísticas”.

Los contenidos y estrategias pedagógicas están a cargo de alrededor de quince docentes, quienes —con distintas perspectivas y estrategias pedagógicas— mantienen coherencia con el posicionamiento de la ELM enfatizando en la crítica al régimen patriarcal-capitalista que ha naturalizado las relaciones heterosexuales como un mecanismo que crea y mantiene privilegios masculinos a costa de la dominación y explotación sobre las mujeres.

En Oaxaca las mujeres indígenas y afromexicanas son constantemente discriminadas y violentadas no nada más por los varones de sus respectivas sociedades sino por las instituciones. La invisibilización de la violencia hacia ellas y las mujeres lesbianas, trans, migrantes y con discapacidad es una estrategia que las margina de la gran discusión sobre la violencia hacia las mujeres. Es por esto que el contenido de la ELM orienta a las alumnas a una mejor comprensión de la diversidad de opresiones y formas de discriminación hacia las mujeres basada en el origen, color de piel, clase social, orientación sexo-afectiva, acceso a la educación formal, lengua materna, condición migratoria y ocupación, entre otros.

Está muy presente en las sesiones teóricas, pero también en las prácticas, la necesidad de ser sensibles a las situaciones estructurales de empobrecimiento, marginación y precarización en las que ocurren las vidas cotidianas de miles de mujeres en el estado y estar atentas a la discriminación epistémica que ha mantenido incomprendidos los saberes y conocimientos de las mujeres rurales, indígenas y afromexicanas. Varios de estos son retomados en los módulos que tratan temas del cuerpo, salud sexual y reproductiva y las discusiones sobre los feminismos descoloniales, comunitarios, indígenas y afrodescendientes.

Así, la organización y contenido de la curricula de la ELM responde a la realidad que enfrentan las mujeres en esta región del país y se inspira de estas diferencias y desigualdades para proponer estrategias de toma de conciencia, pero sobre todo de ejercicio de autonomía para cuestionar el actual orden social, neo-colonial y patriarcal oaxaqueño.

La ELM también promueve el consumo responsable y el uso de eco-tecnias (poniendo el ejemplo con tres baños secos instalados en la azotea del edificio de su actual sede para el uso de las alumnas). Ha organizado talleres extra-curriculares a la formación escolarizada, dirigidos a sus exalumnas y en ocasiones abiertos a otras mujeres, con el colectivo de producción rural AgroSano para aprender las técnicas agroecológicas básicas para la creación de huertos caseros y otros para entrenar en la producción de fanzines, podcasts, teatro y escritura.

Acorde con los registros de la propia ELM al 2020 se han graduado 314 mujeres. La mayoría se ubica en un rango de edad de entre los 20 y 39 años, sin embargo la ELM ha recibido mujeres menores de 20 años y algunas mayores de 60. Del total casi 100 pertenecen a un grupo indígena originario del estado y 108 son mujeres madres. El perfil ocupacional advierte que la mayoría son mujeres que se auto-gestionan la sobrevivencia. En segundo lugar están quienes se dedican al ámbito educativo, seguidas de quienes trabajan en alguna institución gubernamental o en asociaciones civiles. De las 314, 265 cuentan con educación superior, lo que indica que la ELM es sobretodo una opción atractiva de formación feminista para quienes se profesionalizaron pasando por la educación formal.

Talleres de la ELM en Oaxaca.

Talleres de la ELM en Oaxaca.

Sus experiencias como alumnas varían acorde con sus propias expectativas y las formas en que cada sesión —teórica o práctica— va brindándoles elementos para repensarse, cuestionar el orden en el que han sido educadas y plantearse alternativas para librarse de complejos, ataduras, culpas y obligaciones asignadas por el hecho de ser mujeres.

Para algunas no es sencillo iniciar la ELM: “porque es doloroso hacerse consciente de todas las violencias que vivimos”; para otras es una oportunidad de reconciliarse con ellas mismas: “fue mirar adentro, ver qué tengo y sanar”. Otras lo viven como un espacio pedagógico que les ayuda a “reconocer las señales de machismo” en sus vidas, pero en general sucede una transformación: “ahora puedo asegurar que me quiero más”, basada en nuevas certezas: “no hay edad para ser libre” (Entrevistas varias publicadas en el canal de youtube de la ELM).

En medio de un ambiente hostil caracterizado por la violencia sistémica y cotidiana hacia las mujeres, la ELM surgió hace un lustro con el fin de contrarrestar la pasividad, el miedo y la dependencia que producen los contextos violentos y en específico la violencia patriarcal. Retomados de las prácticas del feminismo radical de la década de los 70, los grupos de autoconciencia han posibilitado a las alumnas un espacio seguro para hablar y escuchar diversas experiencias de discriminación que, además de hacerlas más sensibles y empáticas a los diferentes tipos de opresión, promueve una actitud sorora que desmonta la trampa patriarcal que ha hecho creer que la peor enemiga de una mujer es otra. Al reconocerse violenta, la mirada juzgadora y actitud de censura del varón, los módulos que incluyen habilitarse en el performance, el rap, el clown y el cabaret tienen la intención de desinhibir y quitarse de encima la vergüenza patriarcal de usar, mostrar, apreciar y gozar el cuerpo y la voz.

La ELM ha demostrado el potencial que tiene combinar la formación teórica y crítica que proveen los feminismos con estrategias para fortalecer la auto-estima, fomentar el auto-cuidado y recuperar la capacidad para decidir sobre nuestros cuerpos y vidas. Generación tras generación las alumnas se van constituyendo una “comunidad emocional que alienta la recuperación del sujeto y se convierte en un vehículo de recomposición cultural y política” (Myriam Jimeno, 2007, “Lenguaje, Subjetividad y Experiencias de Violencia”, Antípoda, No. 5, p. 170).

Frente a las condiciones de violencia hacia las mujeres en Oaxaca (y en el país entero) que empeoran cada vez más, la misión da la ELM es una urgencia, ya que contribuye a la constitución de un sujeto político que está dispuesto a luchar para desmontar el orden patriarcal, neo-colonial y capitalista que en Oaxaca es la continuación de procesos históricos violentos de discriminación, despojo, extractivismo y explotación.

La mayor enseñanza que deja pasar por la ELM es desobedecer, es decir, desarrollar intolerancia al machismo en todas sus manifestaciones, sororizarse con las mujeres, habilitarse en quehaceres para independizarse de los varones, defenderse de sus violencias, identificar las condiciones estructurales que reproducen la desigualdad y la discriminación, desincentivar el hiper-consumo y el individualismo, encontrar la voz propia y usarla para narrar la historia personal, despojarse de los complejos construidos sobre el cuerpo femenino para disfrutar habitándolo y ejerciendo la sexualidad como se plazca para así, finalmente, desmontar la introyección del auto-desprecio hacia nuestro género y vivir una vida digna, autónoma y libre.

El amor propio, la empatía y la escucha atenta entre mujeres han probado ser potentes elementos para constituir a las nuevas protagonistas del feminismo a lo largo del continente. La formación feminista que ofrece la ELM en Oaxaca es una gran contribución para fortalecer un movimiento de mujeres que se torna cada vez más potente, festivo, vital e indispensable.


*Agradezco el apoyo que recibí de la Ekipa de la ELM para la realización de este texto.