La teoría del reconocimiento de Axel Honneth, miembro más destacado de la tercera generación de la teoría crítica de la llamada Escuela de Frankfurt, quizá no sea la evidencia más clara de la actualidad de Marx. Siguiendo la línea habermasiana de la crítica a la filosofía de la conciencia y al paradigma de la producción asociado a Marx, Honneth ve una mayor actualidad de Hegel que de Marx, en particular en aquellos aspectos suyos que permiten poner de relieve la perspectiva de la intersubjetividad y la interacción. Sin embargo, es posible encontrar en su obra diferentes aspectos en los que también Marx está presente.
En efecto, al menos desde su trabajo de habilitación Lucha por el reconocimiento de 1992 (Kampf um Anerkennung, Suhrkamp, 1994), Honneth desarrolla la que podría ser considerada su aportación a la teoría crítica de la Escuela de Frankfurt: una teoría del reconocimiento intersubjetivo a la que se asocia tanto una interpretación del mundo moderno basada en Hegel como —lo que era su intención, como lo muestra el subtítulo de la obra— una “gramática moral de los conflictos sociales”. Lucha por el reconocimiento se compone de tres partes: en la primera, Honneth recupera aquellas concepciones del joven Hegel en las que ya Habermas había visto una perspectiva basada no en la autorreflexividad del espíritu, sino en las relaciones intersubjetivas, para reconstruir la teoría social que ahí estaría presente. Es en ese sentido que analiza los escritos de Hegel de su época de Jena anteriores a la Fenomenología del espíritu, en particular aquéllos actualmente conocidos como el Sistema de la eticidad de 1802-1803 (System der Sittlichkeit, Meiner, 1967) y la filosofía del espíritu de los Esbozos de sistema I de 1803-1804 (Jenaer Systementwürfe I: Das System der spekulativen Philosophie, Meiner, 1986) y III de 1805-1806 (Jenaer Systementwürfe III: Naturphilosophie und Philosophe des Geistes, Meiner, 1987).
En la segunda parte de Lucha por el reconocimiento, Honneth expone su actualización de las concepciones de Hegel, apoyándose, además, en autores modernos cercanos a la idea de intersubjetividad —como George Herbert Mead o Donald W. Winnicott—. Fundamental en Hegel para la actualización de Honneth es la idea de que la sociedad no se estructura a partir de individuos aislados que posteriormente se asociarían, como correspondería a una concepción liberal, sino en relaciones intersubjetivas recíprocas que tienen un carácter constitutivo tanto para los individuos así relacionados como para el todo social; estas relaciones permitirían tanto los procesos de individuación, como los de socialización. A partir de ahí, Honneth desarrolla una teoría según la cual la constitución de una identidad personal íntegra en las sociedades modernas dependería de tres tipos de reconocimiento por parte de un otro, correspondientes a diferentes esferas de esas sociedades: un tipo de reconocimiento afectivo, proporcionado por contextos íntimos como la familia, caracterizado como amor (o amistad); un tipo de reconocimiento entendido como respeto, asociado al derecho y, finalmente, un tipo de reconocimiento entendido como solidaridad —o estima social—.
Desde el punto de vista individual, en el amor se reconocería la naturaleza afectiva y necesitada del individuo, permitiéndole desarrollar su autoconfianza; en el derecho, su calidad de sujeto moral, desarrollando en él autorrespeto; y en la solidaridad, las capacidades y características con las que ese individuo contribuiría al colectivo, permitiéndole desarrollar su autoestima. La ausencia o violación de esas formas de reconocimiento, para Honneth equivalentes a formas del desprecio, se entienden aquí como agravios de diferente tipo: el maltrato y la violación propiamente dicha, en el caso de la naturaleza afectiva; la exclusión y la negación de derechos, en el caso del derecho, y el deshonor y la ofensa en el caso de la estima social. Estos agravios tendrían consecuencias para la constitución de una identidad personal íntegra.
Posteriormente, en la tercera parte de la obra, vuelve la idea de lucha por el reconocimiento. Honneth identifica en la demanda de reconocimiento la raíz normativa del conflicto social: sería la demanda de reconocimiento, y no simplemente los intereses particulares, lo que llevaría al desarrollo social, en la medida en que nuevos aspectos de la identidad personal, hasta ese momento no considerados, adquieren relevancia y presionan —a través de la lucha articulada colectivamente— por ser reconocidos, ampliando, por ejemplo, la concepción del derecho o de la estima social presentes en esa sociedad (podemos pensar en este sentido en los derechos relacionados con la ampliación y flexibilización reciente de lo que se considera género, por ejemplo). Lucha por el reconocimiento culmina con lo que Honneth describe como una “concepción formal de la eticidad”, o de la buena vida, la que reflejaría las “condiciones intersubjetivas de la integridad personal”. Por ello mismo, una concepción de justicia social tendría, para Honneth, que basarse en la posibilidad de realización del reconocimiento en las tres esferas anteriormente mencionadas.
Es a partir de la idea de la lucha por el reconocimiento, más que del reconocimiento mismo, que se podría esperar encontrar en la obra de Honneth una mayor proximidad con Marx. También la idea de la lucha por el reconocimiento, proviene, en realidad, de Hegel —evidentemente, en parte de la conocida lucha a vida o muerte del capítulo de la autoconciencia de la Fenomenología del espíritu conocido como el de la dialéctica señor/siervo—; sin embargo, no es esta versión de la lucha la que prevalece como referencia en la obra. En la actualización de Hegel presentada en la primera parte, Honneth mostraba que éste había dado a la concepción de sociedad y del conflicto, característica de Thomas Hobbes, una nueva interpretación a partir de su recepción de la teoría del reconocimiento desarrollada por Fichte.
Según Honneth, Hegel habría “dinamizado” el modelo de reconocimiento que Fichte presentaba en Fundamentos del Derecho Natural y, según esa nueva lectura, el conflicto social no se podría entender como guerra de todos contra todos por intereses particulares, ni su solución sería el establecimiento del contrato social, sino que tendría un componente normativo, relacionado con la idea de reconocimiento. En su interpretación de los escritos de Jena, Honneth identifica en diferentes pasajes versiones de una lucha en la que se ve un potencial normativo, relacionados por Hegel con la ruptura y paso de un nivel de eticidad (Sittlichkeit) al otro. Es, empero, solamente en la tercera parte de la Lucha por el reconocimiento que Marx aparece como referencia directa. Aquí Honneth regresa al conflicto social, buscando, además de en Marx, en Georges Sorel y Jean Paul Sartre “indicios” de una interpretación del conflicto social cercanos a la idea de que éstos se basarían en componentes “morales” (o normativos).

La interpretación que Honneth presenta de Marx podría parecer decepcionante. Marx es para Honneth —a pesar de no haber tenido acceso a la idea de lucha por el reconocimiento excepto en su versión en la Fenomenología del espíritu— el autor en el que más claramente se nota el legado de la concepción del conflicto social de Hegel; sin embargo, la idea de lucha aparece en Marx, como lucha de clases, en un sentido que termina, según Honneth, por obscurecer el carácter normativo del reconocimiento y de la lucha social.
Dos son los aspectos que Honneth encuentra problemáticos en Marx: por un lado, este último habría reducido la idea de reconocimiento a la dimensión del trabajo y, aun en ese plano, sólo la habría desarrollado marginalmente; y, por otro, en la idea de lucha de clases, en la que se podría esperar mayor relevancia para una teoría de la lucha por el reconocimiento, se habría sobrepuesto a los aspectos normativos de la lucha, presentes parcialmente en algunos de sus escritos de juventud, una interpretación utilitarista que privilegiaría la idea de interés por sobre la del componente moral. Según Honneth, en el joven Marx habría estado asociada a la concepción del trabajo como autorrealización —entendida como la idea de que el trabajo, en la mejor de las hipótesis, permitiría al trabajador la expresión de su subjetividad al objetivarla en el producto de su trabajo— una dimensión intersubjetiva relacionada con la satisfacción recíproca de necesidades que se podría ver como una relación de reconocimiento. Aunque sería la única dimensión en la que Marx habría visto relaciones de reconocimiento, ésta se encontraría claramente en un fragmento contemporáneo a los Manuscritos del 1844, sus “Notas sobre James Mill”. Según esa interpretación, el capitalismo habría destruido las relaciones de reconocimiento presentes en la idea de satisfacción recíproca de necesidades a través del trabajo y las luchas sociales, las cuales podrían entenderse como luchas por su restablecimiento. Pero en la medida en que Marx profundiza su interpretación de la crítica de la economía política, su teoría se habría aproximado siempre más al utilitarismo, con la consecuencia de que la dimensión intersubjetiva del trabajo se perdería parcialmente en su obra posterior.
Lo mismo habría ocurrido con su concepción de la lucha social: a partir de ahí, su interpretación de la lucha de clases sería, cada vez más, entendida como una lucha por concurrencia de intereses y por condiciones materiales, perdiendo su dimensión moral. Es verdad que, según Honneth, a pesar de ello sería posible encontrar en sus escritos histórico-políticos —como El 18 brumario y las Luchas de clase en Francia— una aproximación a una interpretación del conflicto social motivado por contenidos normativos más allá de los intereses estrictamente económicos. Sin embargo, Marx no habría logrado desarrollar una relación sistemática entre esas interpretaciones y los aspectos económicos de su teoría.
¿Qué resulta, entonces, de la teoría de Honneth del reconocimiento y de la lucha para la actualidad de Marx? De un lado, aparentemente, no tanto. Es poco lo que Honneth ve como relevante para su propia teoría en Marx y, aun así, con límites. Además, la lectura de Marx que Honneth presenta en su Lucha por el reconocimiento no ha cambiado sustancialmente en sus obras posteriores. Su referencia fundamental sigue siendo Hegel y tanto su crítica al lugar limitado que la intersubjetividad ocuparía en la obra de Marx como a la interpretación de la lucha de clases, basada en intereses económicos que ignorarían la dimensión normativa relacionada con el reconocimiento, siguen reapareciendo en sus obras siguientes más o menos de la misma manera.
También la importancia asignada a las “Notas sobre James Mill” y a los escritos histórico-políticos, como excepciones, son prácticamente las únicas referencias positivas a Marx y se vuelven a encontrar una y otra vez en las publicaciones de Honneth: en su intento reciente de reactualizar La idea del socialismo (Die Idee des Sozialismus, Suhrkamp, 2015), por ejemplo, escrito ahora a partir de la idea de libertad social, relacionada con el reconocimiento, Honneth vuelve a criticar en Marx (y en otros socialistas de su época) su centralización en la economía (ahora como el “espíritu del industrialismo”) como motivación para la lucha social, su idea de luchas basadas en la suposición de un interés colectivo y su reducción de la lucha por el socialismo a una lucha económica, que además no habría reconocido los aspectos del mercado relacionados con la satisfacción recíproca de intereses; de igual forma, vuelve a citar las “Notas sobre James Mill” como el momento en la obra de Marx en el que se podría ver la idea de reconocimiento y a mencionar sus escritos histórico-políticos como alternativa a su teoría económica.
Sin embargo, sería a partir de esos escasos pasajes en la obra de Marx, en los que Honneth ve puntos de contacto con su propia teoría, que se podría pensar la actualidad de Marx desde la perspectiva del reconocimiento y de una concepción de la lucha social como motivada por algo más que el interés económico. La actualidad de Marx estaría para Honneth, entonces, en aquello que Marx deja entrever de normatividad inscrita en la intersubjetividad de las relaciones sociales y en aquello que permitiría ver en las luchas sociales un contenido normativo más allá de los intereses económicos de clase. Honneth remite, para el primer aspecto, a las “Notas sobre James Mill”; sin embargo, tal vez fuera posible identificar también en otros pasajes de su obra contextos intersubjetivos en los que se podrían ver indicios de relaciones de reconocimiento. Y es posible que haya mucho más que ver en los escritos histórico-políticos de Marx por lo que se refiere al carácter normativo —“moral”— de las luchas sociales. De hecho, Honneth muestra, aún en la tercera parte de Lucha por el reconocimiento, cómo más recientemente autores como E. P Thompson y Barrington Moore han desarrollado una interpretación de las luchas sociales cercana a la que él ve en Hegel y sólo puntualmente en Marx. Tal vez sea posible buscar en este último más indicios de interpretaciones de ese tipo; de esa manera, la actualidad de Marx estaría en aspectos de su obra que no son los más destacados generalmente.