Mundos Distintos: la migración y el nuevo desorden global

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Presentación del Dossier Migración

Con base en las ideas de Karl Marx y Friedrich Engels vertidas El Manifiesto del Partido Comunista (1848), durante gran parte de los siglos XIX y XX, la izquierda imaginó y puso en acción programas políticos basados en la idea de que todas las sociedades estaban divididas en dos clases principales: los capitalistas y el proletariado. De acuerdo a esta lógica, los “trabajadores del todo el mundo” podrían forjar una política común a partir de las similitudes de sus condiciones materiales, sus prospectos de vida y sus intereses colectivos.

Hoy en día, esta tradicional noción de desigualdad suena transterrada y hasta inocente. A la desigualdad interna a las sociedades regionales y nacionales se ha sobrepuesto, hasta aplastarla, la desigualdad global entre un mundo próspero, afluente y estable —el Primero, el Norte— y otro—el Tercero, el Sur—lacerado por la pobreza, la inestabilidad y la violencia.

Según cálculos del Banco Mundial, hoy en día un trabajador estadounidense en situación de pobreza tiene un ingreso similar al de un trabajador integrante del 5% de la población más afluente de la India, en tanto que el danés más pobre tiene mayores ingresos que el más rico de los ugandeses o los malienses.

En este contexto: ¿es imposible pensar que en este mundo puedan existir afinidades entre los trabajadores del Sur y del Norte? Tal y como temía Engels en una carta escrita a su coautor a diez años de la publicación del Manifiesto, el proletariado inglés, y el de todos los países del Norte, se ha vuelto cada vez más burgués.

Vivimos, literalmente, en mundos distintos. Uno que se ha convertido en una fábrica de migrantes, y otro que gradualmente se erige como fortaleza. Según cálculos de las Naciones Unidas, actualmente hay mil millones de migrantes en el planeta. Uno de cada siete seres humanos integran esta enorme colectividad, entre los que se cuentan refugiados que huyen a la devastación de la guerra, desplazados por la violencia del crimen organizado y el cambio climático, y millones que simplemente buscan salir adelante. En estos mundos, son escasos los ejemplos de solidaridad a partir de la conciencia de condiciones materiales compartidas. Antes bien, hemos presenciado el surgimiento de la unión en defensa del privilegio a partir del miedo del migrante, pensado como un invasor, y, por el otro lado, la conformación de nuevos colectivos unidos por orígenes geográficos, condiciones de pobreza, desamparo y expectativas comunes entre quienes buscan moverse para sobrevivir.

Este escenario cuestiona muchos de los principios de la antigua política de izquierda y el análisis socio-político heredados de los siglos XIX y XX. Esto nos obliga, como ciudadanos, analistas o activistas, a enfrentarnos al reto de desarrollar nuevas estrategias para responder a las nuevas realidades de movilidad, solidaridad, explotación y organización política que la migración genera alrededor del mundo.

Este dossier invita a este debate.

 

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