La Sección 22 de la CNTE en la elección presidencial de 2018

 

Dossier

Mariano Casco


“6.- Ratificamos que somos un contingente que asume su papel de clase en la lucha contra la oligarquía. Por tanto afirmamos que las elecciones en este sistema capitalista solo benefician a la clase en el poder y que en la medida en que estemos organizados al lado de las clases trabajadoras y el pueblo de México podemos avanzar en la acumulación de fuerzas para la toma del poder, en tanto lleguemos a esa fase, las coyunturas políticas pueden abrir una nueva etapa en la lucha de clases en favor de nuestras demandas, sin jamás caer en la ilusión de que tal o cual candidato por si solo es la solución a los problemas de hambre, miseria y explotación.”
— Resolutivos del V Congreso Político de la Sección 22 (Febrero 2018)

En febrero de 2018, la Sección 22 del SNTE-CNTE (S22) decidió su apoyo implícito al único candidato presidencial que no había participado del Pacto por México: Andrés Manuel López Obrador. La postura triunfante resultó de un acalorado y cerrado debate frente a quienes sostenían que no se debía apoyar a ningún candidato. En estos breves párrafos damos algunas coordenadas generales para pensar la intervención política de la S22 en la elección de julio de 2018 y el probable desarrollo de la alianza implícita que estableció con MORENA.

No se puede afirmar que la postura de la S22 en la coyuntura electoral de 2018 haya sido novedosa para su trayectoria. En su historia reciente fueron relevantes su convocatoria al voto de castigo al PRI en 2006, su apoyo implícito a Gabino Cué en la elección a gobernador de Oaxaca en 2010, y la campaña Boicot a la farsa electoral en junio de 2015. Las primeras dos intervenciones fueron tácticas pues la de 2006 buscó propinarle un golpe electoral al PRI en medio de la insurrección que acontecía en Oaxaca, y la de 2010 contribuyó a sacar de la gubernatura oaxaqueña a la fuerza política recién mencionada. Por el contrario, en 2015 la intervención fue estratégica, en el sentido que buscaron impedir el proceso electoral en Oaxaca, considerado antidemocrático y legitimador de la opresión popular. La línea política de la S22 en 2018 se asemejó más a la de 2006 y 2010 que a la de 2015.

La decisión de la S22 de apoyar implícitamente a López Obrador fue, en primer lugar, defensiva. A lo largo del sexenio de Peña Nieto, con la Reforma educativa, los maestros de Oaxaca sufrieron la mayor embestida que el régimen descargó sobre sus espaldas desde su inicio como movimiento sindical independiente en 1980. Dicha ofensiva, cuyo momento máximo fue la masacre de Nochixtlán, debilitó fuertemente a la seccional. De esta manera, el magisterio oaxaqueño evaluó que un gobierno federal que continuase la ofensiva con un nivel similar de intensidad, amenazaba su supervivencia. Y un posible respiro a esa situación era que López Obrador, quien había afirmado que “cancelaría” la Reforma educativa, llegase a Los Pinos.

En segundo término, para la S22 la alianza constituida fue en el orden de lo táctico, dado que existe una distancia considerable entre las prácticas y la mirada política de AMLO (tanto la que está en su horizonte final, como la que en los hechos podrá realizar debido a la correlación de fuerza en que se desarrollará su gobierno) y las de la S22. El tema clave es el educativo, pero también hay fuertes diferencias entre la visión que se tiene del extractivismo como vía económica y de la intervención del ejército en la vida interna nacional, por citar algunos ejemplos. Difícilmente la combativa seccional pudiera sumarse al proyecto político de MORENA.

En lo relativo a la Reforma educativa de Peña Nieto, la crítica de la S22 no se redujo sólo a sus manifestaciones más coercitivas (la dimensión punitiva del examen de permanencia), sino al enfoque neoliberal que moldeó el conjunto de sus componentes. Por ello, cabe esperar que cuestionen los nuevos cambios constitucionales y legislativos si solamente se circunscriben a eliminar el aspecto más punitivo del examen y dejan intacto el armazón neoliberal y antisindical. Su campaña a inicios y mediados de 2019, denunciando la “simulación” y convocando a una “abrogación total” puede ser pensada en sentido.

Por otro lado, aunque el apoyo implícito a AMLO fue eminentemente defensivo y táctico no es menos cierto que el triunfo de López Obrador generó una enorme expectativa dentro del magisterio oaxaqueño. No fueron una excepción, los ánimos creados por el tabasqueño en los sectores populares resultaron importantes.

De esta manera, vemos que existe una distancia entre los objetivos de la S22 y los de López Obrador. Existe, también, un trecho entre las expectativas creadas por el presidente y lo que éste efectivamente podría terminar haciendo. Dependerá en buena medida de la capacidad política de MORENA evitar que las confrontaciones no se agudicen hasta convertirse en un desafío político para el gobierno.

Lo que posiblemente sea ajeno al sexenio actual es que la S22 mantenga el grado de beligerancia que desarrolló durante el anterior. Años que fueron, a la postre, un pico en la combatividad de la seccional durante el siglo XXI (solo superado por el explosivo 2006).

Otra cuestión poco probable es que se establezca una alianza estratégica entre el gobierno federal y la S22, mucho menos que se termine conformando algún tipo de vínculo corporativo. No sólo porque la Reforma educativa de AMLO difícilmente termine cumpliendo las expectativas de los maestros de Oaxaca, sino sobre todo por el sindicalismo que practica desde hace décadas la seccional; caracterizado por  una subjetividad político-sindical fuertemente basista y anticorporativa, en la cual se interpreta que los derechos se conquistan en la movilización y la confrontación. Además las asambleas juegan un importante papel en los procesos de toma de decisiones, lo que dificulta una incidencia determinante de los grupos políticos dentro de la S22 vinculados a MORENA pues ya se han deslindado de exdirigentes convertidos en diputados del partido, como Azael Santiago Chepi e Irán Santiago Manuel. Vale decir que resulta lejana la posibilidad de la “cooptación” de la S22 por parte del gobierno federal, lo que no quiere decir que el ejecutivo federal no logre incidir en ciertas coyunturas específicas dentro del movimiento. Es más probable que MORENA termine estableciendo una alianza estratégica y corporativa con la dirigencia del SNTE que de la CNTE.

Por último, la manera en que intervino la Sección 22 en la elección de 2018 se inmiscuyó en un debate central para los movimientos sociales, sindicales y populares contestatarios de Latinoamérica del siglo XXI: ¿cómo intervenir en procesos electorales en los que opciones verdaderamente transformadoras no parecen entrar en la disputa y, por el contrario, opciones regresivas, y/o marcadamente de derecha (incluso de ultraderecha) tienen serias posibilidades de hacerse con el triunfo?

En buena medida la argumentación de la postura planteada por la S22 se condensa en el fragmento inicial de este artículo. Allí se observan tres aspectos centrales: (1) el horizonte político al que se quiere llegar sólo será posible con la acumulación de poder independiente de la clase trabajadora y el pueblo; (2) el grado de poder acumulado por los sectores populares de manera independiente es, en esta coyuntura histórica, limitado para los objetivos que se quieren alcanzar; (3) existen terrenos más favorables que otros para la acumulación de poder de los sectores subalternos, por lo que se debe intervenir para estar en los terrenos más favorables y no en los menos. De esto se desprendió la idea que era posible realizar un apoyo implícito a López Obrador para alcanzar una situación política más favorable para sus objetivos sin, por ello, abandonar su independencia discursiva, organizativa, ideológica y política.

La postura de la S22 mostró que la intervención electoral de un movimiento contestatario a favor de un candidato puede no desembocar en la supeditación al mismo ni en la pérdida de independencia política; distanciándose tanto de los que niegan el empleo del voto táctico en ciertas coyunturas como de los que se desviven por cobijarse bajo el ala del “menos peor”.

 

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