Foto: Yaxkin Melchy Ramos Yupari

La ecopoética es una reflexión actual sobre la vida. Una vida que se entiende como el mundo, y que incluye sus formas en lo político, ético, científico, estético, religioso, cultural-natural etc. La vida es el mundo en el que el ser humano se desarrolla desde que nace hasta que muere, y en el que el ser humano se desarrolla desde antes de nacer y después de morir. La reflexión ecopoética es una tarea del pensamiento, una disciplina filosófica que agrupa las preocupaciones modernas de los seres humanos ante las cuestiones de la vida. Digamos, cuestiones como la belleza de un paisaje o el horror del maltrato a los otros animales. Agrupa y focaliza cuestiones como la objetivación de las selvas como recursos naturales o las posibilidades de una hermenéutica indígena del bosque o del canto de los pájaros. Algunas de ellas causan preocupación, como la enajenación de seres sensibles en laboratorios para crear los fármacos que mueven los grandes flujos del poder monetario; otras causan asombro, como la conexión íntima, energética y corporal de un médico que acude a una planta tradicional para tratar a un paciente.  

La ecopoética, a diferencia de otras disciplinas cuya reflexión también es la vida, propone que la vida es una reflexión que ocurre en el entretejido de la propia vida, y que dicha reflexión que todo lo entreteje en el ser humano se realiza con el corazón. Algunos de sus referentes son las enseñanzas de los pensadores indígenas de América del Norte, como Sitting Bull quien “solía decir que unos pies sanos y desnudos pueden escuchar el corazón mismo de la tierra sagrada” (Pedro Favaron). Estas enseñanzas resuenan también con una visión indígena del Sur, como se explica en el libro La senda del corazón del poeta-médico Pedro Favaron, quien escribe: “Los sabios indígenas suelen afirmar que el ser humano legítimo piensa con el corazón. Se trata de un pensamiento en el que lo intelectual no se haya divorciado de lo afectivo, sino que se aúnan para entender el mundo como una red de relaciones en las que todo está vivo, tiene sentimiento, inteligencia e incluso lenguaje”.

La reflexión ecopoética también tiene como referente el llamado a pensar con el corazón en la voz de la ensayista y filósofa María Zambrano y en las visiones sobre naturaleza y arte de los poetas-campesinos japoneses del siglo XX, como Kenji Miyazawa. Otros referentes de esta reflexión, que es vasta y contiene la acción intercultural, proviene de las artes interdisciplinarias y comunitarias, por ejemplo, el proyecto las “Poéticas de la Barranca” de Marina Ruiz y los trabajos artísticos basados en la ecología de los saberes de Daniel Godínez Nivón. 

Mediante una razón del corazón, el ser humano reflexiona, desde su experiencia de la vida, una filosofía de la vida. El corazón, casi siempre, el 99% de las veces, es un lugar periférico y caricaturizado en las preocupaciones de la modernidad dominante y, sin embargo, la propuesta ecopoética es que el corazón ha de ser un lugar central en las preocupaciones de esa modernidad. En su libro La razón poética (Lenguaje Perú Editores, Perú, 2020), Pedro Favarón hace un llamado a tomar con seriedad a la razón poética como una respuesta a la crisis moderna.

El lugar de privilegio del corazón lo pienso como fuente de transformación en su metáfora de punto de reunión de la mente racional-sensible y del cuerpo-espíritu. Hilo las voces con mi propia voz: la metáfora del corazón importa para asentarse en un lugar de enunciación distinto al de la otra racionalidad (que se identifica dominantemente con la mente-cabeza o el cerebro racional). También funciona como un apoyo para la traducción de formas de reflexión de la vida que se distinguen de las visiones de la modernidad ilustrada, secular y antropocéntrica. Y es una puerta de entrada para incluir las preocupaciones sobre la formación del conocimiento de disciplinas que se asumen seculares como la ecología o el derecho, de las instituciones como la educación o la escuela, y un suelo para la redefinición de entidades de agencia política como la nación y categorías como la identidad. La ecopoética practica la manera de la ecología sostenida en el corazón, por ello concibe su mundo como sostenido en una comprensión hecha con el corazón-mente. 

Como una manera de estar y relacionarse con el corazón, la ecopoética es solo otra manera para involucrarse en una sensibilidad indígena, una filosofía campesina, una ciencia postsecular, una política intercultural, una ecocrítica posromántica, un arte ambiental, el corazón del místico, y no avasalla ni domina estos quehaceres, ayuda a comprenderlos y a interconectarlos. La ecopoética es una praxis que se cultiva y se fundamenta en el cultivo del corazón. Si el corazón es importante para los seres humanos, entonces la ecopoética es. Si nos conviene que haya una ética fundamentada en el corazón, entonces la ecopoética es. Si es práctico que la conciencia ecológica arraigue en el corazón de las personas, entonces la ecopoética es. Si decimos que los mares, los ríos y la energía nuclear pueden ser escuchados con el corazón, entonces la ecopoética es. Si la ciencia requiere incluir el corazón de los científicos, entonces la ecopoética es. La legitimidad del corazón es el principio que legitima esta manera de decir, que es sólo una manera de decir algunas cosas, una manera que existe en cantos, poemas y formas diversas, inagotables y creativas de articular los mensajes del corazón. Para ilustrar el contenido de estos mensajes, incluyo como ejemplo un manifiesto escrito por Sandra Araujo y Carlos Tito Barraza, dos amigos que legaron su trabajo creativo en el campo bajo el nombre del proyecto amatorio y ecológico El Xastle. 

 

Somos… El Xastle somos una comunidad amatoria dedicada a hacer brotar nuestro alimento con el trabajo de campo, la creación musical, la ilustración, la poesía y otras manifestaciones de la creatividad. En el Xastle sabemos que nuestro ser no puede florecer en plenitud si nos mantenemos ajenos a otras formas de vida y en un estado de despojo de nuestra propia capacidad de alimentarnos, procurar nuestra salud y disponer de nuestro tiempo. Por ello nos es necesario emprender caminos que tiendan a la satisfacción de nuestras necesidades, conjuntando el trabajo propio y la formación de redes de intercambio de productos, servicios, conocimientos y sensibilidades. Al mismo tiempo impulsamos el contacto interespecie mediante la observación de otros compañeros del planeta, así nuestra mente y corazón se abren a nuevas formas de relacionarnos y satisfacer nuestras necesidades. En el Xastle mantenemos nuestra mirada en el horizonte, que es la plenitud de nuestro ser, cuidamos nuestros pasos, tropezamos, caminamos y bailamos, siempre conscientes de que la inmensidad de nuestra convicción supera la finitud de nuestros cuerpos. (28 de marzo de 2018)

 

Soñamos con el linaje de los abuelos. El oficio escrito en nuestras plantas, en nuestras palmas. No somos un papel, no somos un número, no somos una palabra. Gracias hogar, gracias tierra, gracias chapulín, gracias elote, gracias quelite, gracias ipomea, gracias calabaza. Compañeros de existencia. No somos los autores de ninguna vida, somos otro ser más, parte de la milpa. (6 de septiembre de 2017)

 

La ecopoética es una reflexión que respira para pensar-sentir en las maneras de ser y estar, de hablar, de cuidarse, de cultivar, de extraer, de soñar, de organizar, de pedir y de dar, de cocinar y de caminar, de traducir y de viajar, de identificarse, de distinguirse, de matar y de enfermar, con el corazón. Todo eso dibuja el habitar, en un sentido completo, integral. La ecopoética enfoca un sentido ecológico de la identidad.

La ecopoética, cuando se cultiva, comienza a explorar las visiones de los cómos del corazón que busca una vida legítima y sana. Ayuda a comprender lo que los corazones comunican de la vida y lo que estamos haciendo bien y mal, de lo que están haciendo los corazones modernos y los corazones que están buscando alternativas modernas, y también de los corazones que no dicen ni que son modernos ni que son alternativos. De lo que hicieron los corazones que han pasado y de lo que tendrán que hacer los que vendrán después. De lo que pasa en los corazones de las personas humanas en sus formas de relación con los que son otros animales, especies, entes, u otras personas. De lo que ya se hizo, de lo que se está haciendo y de lo que se habrá de hacer si creemos en la legitimidad de vivir con un corazón sano. Es una comprensión del corazón. Comprender nos ayuda a amar. La ecopoética es una reflexión que ayuda a amar, procurar y cuidar escuchando nuestra vida, que es también un reflejo de toda la vida. Yo no conozco lo que abarca su inmensidad, pero conozco la certeza del corazón como una fuente de agua buena para comprender el mundo y para salir de una sorda y punzante distancia. 


Hanabatake

2020