Ante los llamados a la guerra que anuncian un nuevo mundo bipolar, hacemos un exhorto a fortalecer un sujeto popular crítico que luche por la desmilitarización y se afirme en la radicalización de la democracia y la cooperación entre los pueblos.


Asistimos a lo que parece ser el comienzo de un nuevo orden mundial polarizado, que coloca la fuerza militar por encima de la diplomacia y la vida democrática de nuestros pueblos. Ya de por sí, a los riesgos del escalamiento de la guerra en Europa, se suman la profundización de los desequilibrios y desigualdades sociales que se potenciaron con la pandemia de coronavirus, y que han hecho retroceder a las fuerzas políticas provenientes de los pueblos en todo el mundo. En este escenario, corren riesgo las conquistas que han resultado de la luchas sistemáticas y organizadas de las masas populares a lo largo de los años. 

A las graves alteraciones mundiales que resultan de las crisis ambiental, económica y política, hoy se suman las que provendrán de lo que parece es nuevo impulso expansionista de los Estados Unidos y la OTAN hacia el oriente europeo, que colisiona con una Rusia, que ya no es ni socialista ni ejemplo de la democracia, y que responde con una intervención militar en Ucrania, mientras anuncia reiteradamente que no dudará en profundizar el uso de su fuerza militar de continuar el impulso expansionista, y con ella su enorme arsenal nuclear. 

De nuevo, como en las grandes guerras que acontecieron en los últimos dos siglos, la maquinaria militar-industrial y sus gobernantes anulan el difícil arte de la política para dar lugar a la opción simple de la confrontación militar. Y con ello, se anula también, y de un solo golpe, la vida democrática de los pueblos y su derecho a proponer una vida de paz fundamentada en la fraternidad. 

Urge entonces que de ello se derive la exigencia colectiva de encontrar una solución política que elimine la vía militar de todo escenario de resolución de conflictos en Europa y que se extienda a la exigencia para desmilitarizar a Europa, pero también Estados Unidos, América Latina, África, Asia y Oceanía. Se necesita que nuestros pueblos hagan valer su derecho a proponer un nuevo orden mundial democrático, fundamentado en la cooperación y la colaboración y, sobre todo, en el que no tengan cabida los bloques militares, ni sus tácticas que manipulan, amedrentan, incitan y ocupan el territorio de nuestros pueblos y su vida democrática interna. 

Es apremiante la presencia de una fuerza popular que empuje a la consolidación de un orden social donde los gobiernos se topen con la prohibición del uso de la fuerza militar contra la sociedad, y donde las fuerzas fascistas que actúan militarmente al margen de las leyes no cuenten con la complicidad de los gobiernos. Un orden en el que no haya cabida a la represión de los pueblos, los actores políticos, los movimientos sociales y comunitarios de protesta o reivindicación, y que en su lugar garantice los derechos a la libre expresión, organización y manifestación.

Aún a más de diez mil kilómetros de Ucrania, en América Latina las necesidades que apremian son las mismas. Sin importar que los gobiernos sean de izquierda o derecha, alineados o no a algunos de los bloques en conflicto, las reivindicaciones de nuestros pueblos deben caminar a la consolidación de un orden de paz, alejados de cualquier bloque militar, en el que se radicalice la democracia, los derechos, la pluralidad, las libertades y la autonomía popular.

Ante los llamados de guerra de la OTAN, Estados Unidos y Rusia, es imperativo fortalecer a un sujeto popular crítico capaz de abrir los ojos que no escuche los llamados a participar de esta y otras confrontaciones bélicas. Urge así una respuesta colectiva nuestra que nos reavive como fuerza democrática y que, al hacerlo, se reafirme en la exigencia de profundizar la paz y la democracia con derechos y libertades para la participación popular, al igual que la cooperación y la fraternidad entre la comunidad de los pueblos del mundo.


Coordinación del Programa de Posgrado en Estudios Latinoamericanos, UNAM

Proyectos PAPIIT/DGAPA/UNAM: “Crisis del Estado en América Latina y disputas en y por la sociedad civil” y “Praxis espacial. Geopolítica entre clases sociales en América Latina”