El pasado 15 de julio se publicó un desplegado titulado “Contra la deriva autoritaria y por la defensa de la democracia” firmado por un nutrido grupo de intelectuales cuyas trayectorias han definido las coordenadas del debate público en México durante las últimas tres décadas. El texto plantea una dura crítica de los primeros veinte meses del gobierno de Morena. Sus autores se lamentan de los abusos cometidos en nombre de la Cuarta Transformación y vaticinan que “de continuar por este camino, el presidente y la coalición que lo apoya harán retroceder los avances democráticos que consumieron años de lucha de la sociedad mexicana para salir de un sistema autoritario y establecer la democracia”. A partir del diagnóstico de la “deriva autoriaria” del actual gobierno, el desplegado propone una clara estrategia de oposición al régimen de Morena. En su último párrafo, el texto plantea que la única alternativa para “corregir el rumbo y recuperar el pluralismo político” en México es la creación de una “amplia alianza ciudadana” con “los partidos de oposición”. Sólo una alianza de este tipo, se afirma, será capaz de construir “un bloque que, a través del voto popular, restablezca el verdadero rostro de la pluralidad ciudadana” en las elecciones del 2021. 

Ampliamente reproducido en medios digitales, impresos y redes sociales, el desplegado delata el agotamiento de un discurso que durante décadas abordó la defensa de los ideales democráticos en función de los anhelos y prioridades de las élites intelectuales y en total desvinculación de reclamos populares y la organización política de base. A partir de su frontal posicionamiento ante el gobierno democrático con mayor legitimidad electoral en la historia del país, el texto plantea una clara estrategia de oposición al régimen de Morena: la de entregar el voto ciudadano al viejo sistema de partidos en aras de la reinstauración de la “pluralidad” perdida tras el triunfo de AMLO. 

El desplegado incluye reclamos indudablemente válidos. En efecto, resulta alarmante que desde la presidencia se desacredite la autoridad de órganos autónomos y se menosprecie a sectores de la población y movimientos democráticos de protesta, en especial el movimiento de las mujeres que hasta fechas previas a la pandemia se extendía por todo el país. Al mismo tiempo, l@s firmantes del desplegado tienen toda la razón al afirmar que, como resultado del sostenido esfuerzo de movilización política encabezado por AMLO desde el 2006, en 2018 el pluralismo partidista dejó de existir en México. Sin embargo, y a diferencia de lo que sugiere el texto en cuestión, esto no sucedió por decreto ni a causa del abuso de poder. La victoria de Morena, un partido pragmático sin una orientación ideológica clara, demostró que el viejo arreglo partidista —que amparó la represión en Oaxaca en el 2006, avaló la “verdad histórica” de Ayotzinapa en el 2014, condonó los excesos de Tlatlaya, Atenco y Nochixtlán, e hizo caso omiso del constante deterioro de los niveles de vida de la enorme mayoría de la población mientras acumulaba escandalosos casos de corrupción y abuso de poder— no respondía a los anhelos de l@s mexican@s. 

Por otro lado, resulta desconcertante el planteamiento estratégico del desplegado, el cual pretende sentar las bases de una incipiente agenda de oposición. En primer lugar, sorprende la premisa de la que parte, según la cual antes del 2018 en México el viejo sistema de partidos representaba en efecto el “verdadero rostro de la pluralidad”. En segunda instancia, resulta chocante que el documento invite a la ciudadanía a votar en masa por “los partidos de oposición”, instituciones que hasta la fecha han fallado en proponer un programa alternativo al del gobierno y en generar una plataforma de oposición coherente. A pesar de no saber qué se proponen hacer, o qué plataforma defienden, el desplegado plantea la urgente necesidad de votar por estos “partidos de oposición” en nombre del ideal del pluralismo. En este sentido, la propuesta de l@s firmantes de este documento representa un franco retroceso que va en contra de la voluntad popular, pues en los hechos apunta hacia la restauración del equilibrio de fuerzas enfáticamente rechazado en las urnas por l@s votantes de México en el 2018.  

Preocupa que l@s firmantes de este documento, entre l@s que se cuentan figuras centrales en la historia reciente del debate público en México, no sean capaces de ofrecer alternativas reales para pensar la coyuntura del país más allá de la crítica reactiva. En este sentido, el desplegado lanza una señal de alarma sobre la urgente necesidad de dar forma a un nuevo proyecto intelectual capaz de ir más allá de las ilusiones del pasado reciente para apuntalar una verdadera, necesaria y firme oposición progresista en México.

La nueva oposición en México deberá tener muy claro el riesgo que emana de la ilusión pluralista mediante la cual l@s firmantes del reciente desplegado nos conminan a dar nuestro voto al Movimiento Ciudadano de Dante Delgado, al PAN de Marko Cortés y Vicente Fox, y al PRI de Enrique Peña Nieto, Javier Duarte, César Duarte y Manlio Fabio Beltrones. Está claro que en el 2018 terminó una etapa en la historia política de México. En el futuro, que ya está tomando forma, los proyectos progresistas alternativos, tanto de izquierda como de derecha, deberán superar viejas fijaciones y estar muy atentos a las plataformas políticas gestadas más allá de los círculos intelectuales de élite del país. 


*Agradezco a Rafael Mondragón y a Carlos Illades sus comentarios a versiones anteriores de este texto.