La historización que sigue es la continuación de una línea de tiempo que iniciamos en el año 1921, disponible aquí, y que pretende visibilizar y reconocer todas las acciones feministas de resistencia que antecedieron a la obtención de la Ley 27.610, sobre Acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazo, normativa que entró en vigencia el 24 de enero del corriente en todo el territorio argentino.

2001/2002

Las mujeres de los barrios lideran las ollas populares que alimentan a cientos de familias y la figura de “la piquetera” empieza a cobrar visibilidad en el espacio público. “Mujer bonita es la que lucha”, es un lema que se extenderá hasta el día de hoy, y que tendrá como protagonistas a desempleades y precarizades de zonas periféricas del país. La dimensión de clase se hace presente una vez más en las calles y en las luchas de muchas mujeres.

Foto: Roxanna Romero Román. Manifestaciones por la legalización del aborto en Ciudad de México 2019 y Buenos Aires 2018. Cortesía de la fotógrafa.

2003 

  • En el Encuentros Nacionales de Mujeres (ENM) de la ciudad de Rosario, se realiza por primera vez una asamblea por la legalización del aborto y se vota un plan de lucha. Surge el pañuelo verde como símbolo de esta lucha. Sugestivamente, éste es aportado por el sector de “Católicas por el Derecho a Decidir”.

2004

  • Se realizó el I Encuentro Nacional sobre Estrategias por el Derecho al Aborto. En ese contexto de creciente movilización en torno al tema, el presidente Néstor Kirchner le manifestó a la prensa: “Siempre fue claro mi rechazo al aborto».

2005 

  • El 28 de marzo se lanza la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, con una junta de firmas conjuntamente en una marcha exigiendo: “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”. Una coalición federal que reunió a más de 300 organizaciones feministas, organizaciones políticas y personalidades de la cultura y academia.

2006

  • Se aprueba la ley 26150, sobre Educación Sexual Integral, que legisla sobre el derecho a vivir la sexualidad de manera placentera, responsable, en libertad y libre de coacción y violencia. Sectores de la Iglesia católica son convocados para la redacción.

Bajo el lema “con mis hijos no te metas” grupos de padres/madres se organizan para impedir la implementación de una ley que procura, entre otras cosas, terminar con los abusos sexuales intrafamiliares, impedir embarazos no buscados y fundar las bases para una sociedad más inclusiva, respetando la pluriexistencia de géneros y deseos sexuales.

Asimismo, cabe aclarar que en lo fáctico esta ley, 14 años más tarde, aún no se aplica en la totalidad de las escuelas del territorio argentino. Los colegios católicos (subvencionados por el Estado) son las primeras instituciones que se oponen a su aplicación.

Entendiendo perfectamente cuáles son las dificultades de la implementación de una ley de esta envergadura y de cómo el doxa de cada docente resulta, en muchos casos, el primer obstáculo a vencer, de la única forma que dicho incumplimiento resulta explicable es a partir de la falta de voluntad política.

Son justamente este tipo de circunstancias las que nos hacen enfatizar en la importancia de lograr un verdadero Estado laico −y, en consecuencia, una educación laica−, independiente de las iglesias.

  • La Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito formula su primer proyecto de ley.

2007

  • La Campaña Nacional presenta por primera vez el proyecto, pero este no alcanza estado parlamentario. El kirchnerismo, sector ideológico peronista, se niega a tratarlo en el recinto.

2008

  • El proyecto se presenta formalmente y obtiene estado parlamentario. La primera firma de apoyo correspondió a la diputada socialista Silvia Augsburger.

2009

  • Durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner se presenta la asignación universal por hijo (AUH). Este seguro social, orientado a mujeres de bajos recursos, tiene tres requisitos para su asignación: acreditar el cumplimiento de los controles sanitarios y del plan de vacunación obligatorio y la concurrencia de les menores a un establecimiento educativo.

Si bien UNICEF lo ha destacado por el impacto positivo que tuvo al reducir la pobreza en un 31%, esta medida insiste en poner en cabeza de la mujer madre las tareas de cuidado.  Así como el posterior Plan Qunita (léase cunita) y la Asignación Universal por Embarazo dan cuenta de la insistencia del peronismo, que sesenta años más tarde, sigue anclado en el estereotipo mujer-madre, mujer cuidadora.

Es importante aclarar que, si bien entendemos la importancia de políticas públicas capaces de leer las necesidades sociales, es el Estado, y su poder interpretativo, quien atribuye significados y tratamientos disímiles a quienes sean les receptores de las mismas. En palabras de Haney (2002), el Estado “no sólo regula la vida social y redistribuye en su interior bienes, recursos y oportunidades, sino que, al hacerlo interpreta cuáles son los problemas y necesidades merecedoras de su intervención”.

2011 

  • El Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas condena al Estado argentino por no garantizar la interrupción del embarazo de una joven discapacitada que fue violada en 2006; quien, habiendo recibido un fallo aprobatorio de Tribunal Superior de la Provincia de Buenos Aires, no logra llevar a la práctica su derecho al aborto en un hospital público. El mismo se concreta en el sistema privado, luego de la masiva movilización de organizaciones feministas.

2012

  • A través de la jurisprudencia sentada por la Corte en el fallo del caso F.A.L (una joven de 15 años de Chubut, en la Patagonia argentina, fue violada por su padrastro. Su madre acudió a la justicia para que su hija pudiera acceder al aborto en un hospital público. Su reclamo fue rechazado en primera y segunda instancia. Cuando la adolescente transitaba la semana 20 de embarazo, intervino el Tribunal Superior de Justicia provincial, que encuadró el caso como uno de los supuestos de aborto no punible del artículo 86 del Código Penal de la Nación y permitió la realización del aborto) determina que no será necesario para aquellas mujeres violadas, que busquen la interrupción del embarazo a través de un proceso judicial.

2015

  • La Campaña ya lleva presentado el proyecto 6 veces y nunca alcanza estado parlamentario.

  • El colectivo “Ni una menos” protagoniza el espacio público y virtual, e incluso su repercusión trasciende fronteras nacionales. El grito colectivo es contra los femicidios, la crueldad con que nuestros cuerpos son asesinados y la liviandad e irresponsabilidad con que estas noticias son tratadas en los medios de (in)comunicación. La fuerza de la movilización y sus consignas interpelan en las escuelas, los sindicatos, las familias, las universidades, y otros espacios; planteando una nula tolerancia a conductas machistas. “Patriarcado” es la palabra que no falta en ninguna conversación. Denunciamos la inacción del Estado ante la creciente violencia de género y ante la impunidad de una justicia patriarcal.

  • El kirchnerismo pone en vigencia un nuevo Código Civil, que a pedido de la Iglesia Católica incorpora en su artículo 19 la idea de que el inicio de la vida se produce desde la concepción. Les diputades del Frente de Izquierda denuncian públicamente las implicancias de esto para el derecho al aborto legal, seguro y gratuito.

En la esfera política nos encontrábamos transitando la última etapa del segundo de los mandatos presidenciales (2007-2011; 2011-2015) de la primera mujer elegida para ocupar el Ejecutivo en la historia democrática del país, la peronista Cristina E. Fernández.

Al igual que en la presidencia de su marido, Néstor Kirchner, se negó a habilitar el debate por la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE).

2017

  • 8M, el primer Paro Internacional de Mujeres, convocado por diversas colectivas feministas del mundo. Uno de los lemas que resuenan con más potencia es: “Si nuestras vidas no valen, produzcan sin nosotras”. En Argentina se da un gran acatamiento al llamado.

  • La por entonces expresidenta y senadora Cristina Fernández, en un programa radial conducido por el periodista Víctor Hugo Morales, declara que la “sociedad no está preparada” para debatir el aborto. Menos de un año después, las mujeres en la calle le demostraríamos lo contrario.

2018

  • El proyecto de la Campaña se presenta por séptima vez en el Congreso de la Nación, y por primera vez alcanza estado parlamentario. Se escuchan a más de 700 expositores en las comisiones de debate. El presidente Mauricio Macri manifiesta su rotundo rechazo a la legalización, aunque asegura que respetará la decisión del Congreso.

  • Las feministas y transfeministas nos empezamos a saludar diciendo “¡que sea ley!”.

  • El 13 de junio la Cámara de Diputades aprueba la media sanción del proyecto de ley.

Fue una noche fría, de un frío gélido. Yo tenía dos pantalones puestos y tanta ropa que no me podía mover libremente. Esa noche al calor de un grupo de compañeras que cebaban unos mates lavados, a 30 metros del Congreso nacional, pude decir por primera vez: “yo aborté”, sin sentirme una criminal y sabiendo que no sería juzgada. Sara y Sofi, una con 15 años menos que yo y la otra con 20, me abrazaron y algo en mí sanó. Luego del festejo, volví a casa más liviana y con la ilusión de que esa noche muchas mujeres más finalmente ganaban algo de libertad y menos vergüenza.

Las académicas Sgro Ruata y Gastiazoro (2018) analizaron cómo la educación sexual formaba parte del discurso en la Cámara de Diputades, tanto de aquelles que votaron a favor de la ley del aborto legal, como de aquelles que votaron en contra.

El discurso de les antiderechos consistía en mostrar el fracaso del Programa Nacional de Educación Sexual Integral (ESI), desde un enfoque muy reduccionista, como política pública encargada de evitar embarazos no intencionales; mientras que les “pañuelos verdes” insistían en las dificultades de implementación de la ley en todo el territorio argentino, producto de la obstaculización de grupo conservadores y de la Iglesia.

Mientras para unes la inefectividad de la ESI mostraba el fracaso de esta política pública y, por lo tanto, se volvía un problema a resolver; para otres la ESI era un derecho, EL instrumento educativo y público en el que se debía insistir para que el aborto no fuera una primera instancia, sino (la tercera o bien) la última.

  • En agosto se vota el proyecto de ley en el Senado.

El frío seguía y además llovía. Volví al Congreso. Esta vez, me resguardaba de la lluvia en un cajero automático. Pies mojados, la nariz colorada del frío. Otra noche en vela. Mucha mucha lluvia, nos trasladamos, no era seguro permanecer ahí con tantos equipos eléctricos. Una masa de mujeres mojadas camina hacia la avenida 9 de Julio. Allí se había montado un improvisado escenario y recibimos la noticia: 38 votos negativos, 31 positivos, 2 abstenciones y 1 ausencia.

Lloré, lloramos, mi marido me abrazó, yo, como tantas, nos habíamos ilusionado mucho. Somos mujeres y luchadoras, nuestra vida fue y es una lucha, lo volveríamos a intentar por mí, por ellas, por todas. Estábamos decididas a no parar hasta que en este país no hubiera ni una muerte más por un aborto clandestino.

No había sido en vano, la discusión se había instalado, ya éramos la marea verde. Nos habíamos visto las caras, nos habíamos sentido juntas. Cada pañuelo verde era el símbolo de nuestra lucha. Madres y abuelas habían hablado de sus abortos, como yo. Aborto no sería más una palabra llena de estigmas. No íbamos a parar. Se había perdido el debate en el Senado, pero se había ganado en las calles.

  • En noviembre, la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, en un acto en el Foro Mundial del Pensamiento Crítico organizado por CLACSO, declara: “…en nuestro espacio hay pañuelos verdes, pero también hay pañuelos celestes. Y tenemos que aprender a aceptar eso sin llevarlo a la división de fuerzas. Esto es fundamental. Puede costar; puede no gustar lo que estoy diciendo, pero es lo que pienso”.

Postulando como el gran enemigo del pueblo a “la derecha”, representada en ese momento por el oficialismo de Mauricio Macri, insta a unificar fuerzas mezclando a quienes luchamos por tener una ciudadanía real, completa y formal, y aquelles que nos lo impiden.

2019

  • La Campaña Nacional vuelve a presentar el proyecto.

  • El Protocolo para la Atención Integral de las Personas con Derecho a la Interrupción Legal del Embarazo (ILE) obtiene rango legal. Se introducen cambios sustanciales como la negativa a la objeción de conciencia, el consentimiento autónomo de les menores entre 13 y 16 años, y demás medidas que procuran la no obstaculización ni demoras innecesarias, aclarando que quien incumpla será susceptible a recibir una sanción administrativa, civil y/o penal.

  • Ese mismo día, el presidente Mauricio Macri deroga dicha actualización, lo que significó un retroceso en materia de políticas públicas, con implicancias directas para las mujeres y cuerpos gestantes. Este hecho es un ejemplo de cómo la dimensión interpretativa del Estado produce y reproduce desigualdades, de género y clase en este caso puntual.

2020

  • Bajo el lema “es urgente”, la pandemia y el encierro desafían la creatividad feminista, Twitazos, bicicleteadas, bocinazos. Con un número reducido de personas y sin movilizaciones masivas, insistimos con la necesidad imperiosa de volver a discutir el proyecto de ley de la Campaña. Con la frase “Alberto tenés un atraso” (frase que incluso se proyectó sobre edificios de la Ciudad de Buenos Aires) se presiona al presidente de la Nación, quien había prometido durante su campaña electoral ocuparse de este asunto. Desde el gobierno, aseguran que postergan la discusión porque el sistema sanitario “se halla colapsado”. Mientras, las pibas que se practican abortos clandestinos en condiciones de precariedad siguen muriendo.

  • El 17 de noviembre, casi un año luego de asumir, el presidente Fernández envía al Congreso su propio proyecto de Ley de Interrupción Legal del Embarazo, distinto al de la Campaña. Lo presenta junto con la Ley de Atención y Cuidado Integral de la Salud durante el Embarazo y la Primera Infancia, conocida como “la ley de los 1000 días”, en un intento de congraciarse con sectores de la Iglesia.

  • La Campaña muestra su rechazo a este nuevo proyecto, por significar una apropiación arbitraria, ilegítima y oportunista de nuestra lucha. Sectores, afines al oficialismo, minimizan el tema. Sin embargo, al ser imperiosa la legalización del aborto, varios partidos deciden apoyar este proyecto, objetando ciertos artículos.

Varias diferencias importantes detonan esta oposición: el proyecto de Fernández establece un plazo de 10 días para que se realice el aborto, el de la Campaña es de 5 días. El proyecto de Fernández penaliza al personal de salud y  también a quienes, luego de la semana 14, decidan interrumpir sus embarazos. Según este proyecto, los menores de 13 años deben prestar consentimiento con sus progenitores. El proyecto de la Campaña, en cambio, no lo requiere; lo cual indica un acierto, ya que la mayor causa de embarazos no deseados en menores es el resultado de abusos sexuales intrafamiliares, sumiendo a estas víctimas a la obligatoriedad de parir.

Respecto a la objeción de conciencia, Celeste Mac Dougall, integrante de la Campaña, se manifestaba en redes sociales afirmando que “la objeción de conciencia no es más que la posibilidad de negar derechos”.

La ley no es materia opinable y la autonomía de nuestros cuerpos, tampoco.

Si bien sectores conservadores y antiderechos seguían en contra de la aprobación de esta ley, en gran parte de la sociedad la discusión había cambiado; ya no era “aborto sí o aborto no”, la diferencia ahora era “aborto legal o clandestino”. Años de lucha hicieron posible que se superara la discusión moralista y se tornara en un tema de salud pública.

  • El 10 de diciembre el proyecto del presidente se trata en la Cámara de Diputades.

Otra vez una sesión maratónica. Lo sigo atenta desde casa, y no puedo concurrir a la concentración en el Congreso. Formo parte del grupo de riesgo ante el Covid, por mis problemas de asma. Permanentemente me comunico con “mis compas” que se derretían en el Congreso, esta vez con mucho calor y –encima– con barbijo. La misma alegría, esperanzas renovadas y mucho glitter. Luego de 22 horas de debate, casi a las siete y media de la mañana, el resultado es de 131 votos a favor, 117 en contra y 6 abstenciones. Nuevamente media sanción.

“Ya se acerca noche buena, ya se acerca navidad, para toda la Argentina, que el aborto sea legal”.

  • 29 de diciembre: “Ahora es cuándo”. El proyecto se trata en la Cámara de Senadores,

Otra vez mucho calor, pero con nuestra euforia, ya ni lo sentíamos. Sigo la sesión en vivo, mientras me mensajeo con mi amiga Sara. Nervios, emoción, nueva vigilia federal. Les últimes oradores y mi corazón se acelera, la dimensión de esta ley nos atravesaba a todas y todes. Basta de culpa, de castigo, de miedo. 

  •  30 de diciembre se aprueba por 38 votos positivos, contra 29 negativos y 1 abstención.

Me siento en la cama a llorar de la emoción y me abrazo, abrazando a todas las mujeres que comenzaron esta lucha, a las que lucharon conmigo, a las que abortamos, a las que fueron obligadas a parir, a las que murieron en condiciones de clandestinidad.  

2021

  • 24 de enero entra en vigencia la ley.

  • 28 de enero. Una jueza de la provincia de Chaco ordena suspender la ley del aborto haciendo lugar a una medida cautelar presentada por un grupo de personas que manifiestan que dicha ley es contraria a la Constitución de dicha jurisdicción, ya que incumple el art. 15, que garantiza el derecho a la vida desde la concepción. Si bien el juez Bavio rechazó la medida cautelar, la contraofensiva de los sectores antiderechos seguirá obstaculizando su concreción.

  • Entrevistada por CNN Español, la abogada y activista por los DDHH Nelly Minyersky, una de las indiscutibles pioneras del derecho al aborto en Argentina, advierte que “esta nueva ley no da libertad completa” y que “se dicen muchas cosas con muy poca base jurídica o biológica, en miras de ocultar que en realidad nos quieren imponer creencias. Y el derecho no es la moral”.

Algunas reflexiones

Como hemos demostrado a partir de la cronología, fueron décadas de luchas feministas las que lograron la obtención de la Ley N° 27610, de Acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazo en Argentina.

También, tal como han ilustrado nuestras marcas vivenciales, que incluimos en la historización reconstruida, aún en situaciones de privilegio socioeconómico -como es la clase, el nivel educativo, la dimensión étnica-racial, el estatus de ciudadanía y la red de contención, la dificultad para acceder a la información confiable y a une profesional que realizara un aborto seguro- representó en un pasado reciente una instancia ardua, angustiante y un temor al castigo penal y, sobre todo, a la muerte.

A veces parece que sigue siendo necesario seguir aclarando que las transfeministas no estamos en contra de la maternidad, sino que nos rebelamos contra todo y todes quienes atenten contra nuestra libertad individual, contra nuestro libre albedrío. La exigencia es por la autonomía de todos los cuerpos con capacidad de gestar. Queremos ser libres de la apropiación que los Estados hacen de nuestros cuerpos, así como de los territorios que habitamos.

Después de reclamar en las calles e instalar el tema en la agenda pública, lo conseguimos en el sur; pero queremos ver consolidado este derecho en toda la región. Pues, como afirmaba en la década de 1970 la primera mujer que fue postulante a la vicepresidencia en la Argentina, la candidata por el Partido Socialista de los Trabajadores, Nora Ciapponi:

«El derecho más elemental de un ser humano es decidir qué hacer. La maternidad no puede ser algo impuesto, sino algo a disfrutar, sea compartida o no. Ahora mismo estás en una circunstancia en la que o vas a un lugar inseguro, en el que el Estado no se hace cargo de nada porque no es público, o vivís una vida que no querías. Todo eso es un insulto a la mujer, un mensaje que dice ‘si tuviste relaciones sexuales y encima después vas a querer abortar, entonces no tengas relaciones sexuales’. Exigimos el derecho de amar y de abortar».

Nora Ciapponi, obrera, luchadora sindical, feminista e internacionalista. Foto tomada de La tinta.

Esta obrera, sindicalista y feminista, además de enfrentarse a adversarios reproductores del statu quo (una de sus consignas de campaña decía: “¿Va a votar a un patrón, a un militar, a un político patronal? ¿O va a votar a Nora?”), se convirtió en la pionera en embanderar la esfera política de esta lucha. Homenajearla a ella, en un contexto de discursos hegemónicos que buscan borrar “lo que no entra en el relato oficial”, entendemos, es parte de una reivindicación feminista que no olvida a nuestras precursoras.

“¿Cuál es nuestra fuerza?”, pregunta de forma retórica Vera Vigevani de Jarach, una de las Madres de Plaza de Mayo (Línea Fundadora); y enseguida (se) responde: “La unión. Nuestra fuerza es unirnos (…) Fue empezar en esas rondas, ir del brazo y movernos”, asegura. Aquí surge otra dimensión —teórica y de la praxis— que los feminismos latinoamericanos conocen muy bien: lo afectivo como acto político. El amor y la organización de mujeres y disidencias sexo-genéricas se convirtió en la mejor herramienta para cuestionar un sistema opresor. La bronca organizada se convirtió en acción y transformación.
Ahora bien, ¿qué posibilidades hay de que este logro feminista se replique a nivel regional? Y pensando concretamente en México, ¿qué posibilidades hay de que sea Andrés Manuel López Obrador el que canalice la presión de la fuerza feminista y la convierta en derecho? Nos pareció oportuno y necesario resaltar las múltiples batallas que las mujeres y otras identidades con capacidad de gestar llevamos adelante en suelo argentino para alcanzar esta ley. Un repaso por la historia nos lleva a recordar que los logros son de quienes luchamos en nuestras trincheras y en las calles, y no de quienes protagonizan las esferas burocráticas. Esta es una advertencia desde la izquierda, el activismo transfeminista y el sur global: que ningún partido político se apropie de nuestras conquistas. Como nos recuerdan las compañeras de Las Tesis, “El estado opresor es un macho violador”.

Nosotras creemos que les representantes de esa institución patriarcal, colonialista, capitalista, capacitista y heteronormativa sólo tomarán nuestras luchas si pueden capitalizar esa victoria como logro partidario. Una forma de contrarrestar esta violencia discursiva y de apropiación es —sin dudas— con memoria por la historia de militancia feminista, reivindicación de nuestras pioneras y pensamiento crítico. Parafraseando a les impulsores de la Reforma Universitaria de 1918, otra gesta nacida en Argentina, con alcance continental: “Desde hoy contamos para el país una vergüenza menos y una libertad más. Los dolores que quedan son las libertades que faltan. Creemos no equivocarnos, las resonancias del corazón nos lo advierten: estamos pisando sobre una revolución, estamos viviendo una hora americana”.


Fuentes

Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.

Bellucci, Mabel, 20 de diciembre de 2020.

Haney, L. (2002). Inventing the needy: gender and the politics of welfare in Hungary. Berkeley: University of California Press.

Historia de la lucha por el derecho al aborto en Argentina, La Izquierda Diario.

Sgro Ruata, María Candelaria; Gastiazoro, Maria Eugenia; Educación sexual como clivaje del debate parlamentario por la legalización del aborto en Argentina (2018); Universidade Federal do Rio Grande. Instituto de Educação. Programa de Pós-graduação em Educação; Momento; 27; 3; 12-2018; 65-84.